POLÍTICA-NICARAGUA: Sandinistas y somocistas somos amigos

Con la mira en los comicios nicaragüenses de noviembre el izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se alió con fuerzas políticas contra las que luchó a muerte durante décadas. Analistas y adversarios advierten que el paso podría resultarle contraproducente.

El candidato presidencial del FSLN, Daniel Ortega, lanzó su campaña el 26 de agosto presentando en Managua a los aliados que lo acompañarán en el proceso electoral que concluirá el 5 de noviembre, entre ellos dirigentes del minoritario y ultraderechista Partido Liberal Nacionalista (PLN), fundado por el ex dictador Anastasio Somoza García (1896-1956).

Somoza García inició en 1937 una dictadura continuada por sus hijos Luis y Anastasio Somoza Debayle, quienes gobernaron hasta 1979, cuando triunfó la Revolución Sandinista.

El compañero de fórmula de Ortega es Jaime Morales Carazo, jefe negociador de la "contra", el movimiento contrarrevolucionario financiado por Washington que combatió en los años 80 al gobierno del FSLN.

Ortega fue presidente del país entre 1985 y 1990, tras haber derrotado en una sangrienta guerra civil al régimen de la familia Somoza.

El mismo fue comandante guerrillero del FSLN, fundado en 1961 como un movimiento político-militar inspirado en la figura del general Augusto César Sandino (1895-1934), quien se había rebelado contra la intromisión política y militar de Estados Unidos en los asuntos internos de Nicaragua.

Sandino murió asesinado por órdenes de Somoza en 1934, y 27 años después nació el FSLN, cuyo objetivo principal, según los estatutos aún vigentes, era "el derrocamiento de la dictadura somocista a través de la lucha armada".

Ahora, la alianza del FSLN con sus otrora enemigos políticos, denominada para estas elecciones Unida Nicaragua Triunfa, provoca cuestionamientos de sectores políticos contrarios al partido de Somoza y al sandinismo, y de analistas políticos que ven como "contraproducente" tal coalición.

El ex comandante guerrillero Edén Pastora, quien combatió durante dos décadas al ejército de los Somoza, y ahora postulado para la Presidencia por el partido Alternativa por el Cambio, calificó la alianza como "sacrilegio moral" para el pueblo nicaragüense.

"Él dice que es asunto de reconciliación nacional, posiblemente Ortega quiere quedar bien con todo el mundo en Nicaragua y olvidar que aquí los Somoza mataron a más de 50.000 personas, pero Ortega por la Presidencia pactaría hasta con Hitler si estuviera vivo. Ahorita mismo, Sandino y Somoza deben estarse revolcando en sus tumbas", expresó Pastora.

La ex guerrillera sandinista Dora María Téllez, candidata a diputada por el disidente Movimiento Renovador Sandinista, opinó que la estrategia electoral de Ortega podría finalizar con resultados adversos.

"Yo no percibo que ahí exista una alianza política, porque el PLN es un cascarón sin incidencia, no es el partido poderoso que sostuvieron los Somoza, pero lo que sí percibo es que Ortega podría resultar perdiendo con ese juego suyo de reconciliación", dijo Téllez.

"En Nicaragua las heridas de la guerra están todavía muy frescas, y muchísima gente no olvida que por esa guerra aquí murieron casi 100.000 personas", advirtió.

Para Leonel Téller, ex secretario del PLN y portavoz del derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC) que dirige desde 1988 el ex presidente Arnoldo Alemán, el acuerdo del Frente Sandinista con el antiguo partido de Somoza es más un acto "de imagen electoral que una alianza real".

"El verdadero líder del PLN es el doctor Adán Bermúdez Urcuyo, él se vino con toda la estructura del partido y las bases sociales a hacer alianza con el PLC. Esos que firmaron con Ortega son miembros menores que se molestaron porque no los nominaron a candidaturas de diputados, y ahora andan por ahí diciendo que son el PLN, pero no son más de 20 personas", dijo Téller.

Para el historiador político y analista Aldo Díaz Lacayo, la adhesión de parte de las estructuras del PLN al FSLN podría resultar contraproducente en cuanto al voto de muchas personas que sufrieron violaciones de derechos humanos durante el régimen de los Somoza.

"Políticamente, esa adhesión no tiene mayor peso que el efecto de imagen", pero "electoralmente podría resultar contraproducente que un candidato se una con un partido que permanece en la memoria histórica del pueblo nicaragüense como la organización del mayor violador de derechos humanos de este país", dijo Díaz.

Según el historiador, si bien la mayoría del electorado es relativamente joven y no conoce a fondo la magnitud de la guerra civil entre el ejército de Somoza y las guerrillas sandinistas, todavía "hay miles de personas, votantes, que no olvidan las torturas, bombardeos, masacres y desapariciones que provocó la guardia de los Somoza".

Cálculos no oficiales señalan que aproximadamente 75.000 personas murieron en la guerra civil que concluyó en 1979. Otras 50.000 podrían haber muerto durante el conflicto posterior, entre el ejército sandinista y la "contra".

Pese a las denuncias de los crímenes del somocismo, en una encuesta divulgada en marzo pasado, muchos consultados consideraron que el gobierno de Anastasio Somoza Debayle fue uno de los mejores de la historia.

Según ese sondeo de la consultora M y R Asociados, Violeta Barrios (1990-1996) fue la mejor presidenta que el país ha tenido, y Anastasio Somoza Debayle, derrocado en 1979 y asesinado en Paraguay en 1980, el segundo detrás de ella.

Barrios obtuvo 27,9 por ciento de adhesiones, seguida por Somoza, con 24,5 por ciento. El peor calificado fue Ortega (1985-1990) quien obtuvo 48,5 por ciento de rechazos.

La alianza del PLN y el FSLN fue defendida por Ortega y su jefa de campaña y esposa, Rosario Murillo.

"El Partido Liberal Nacionalista y el FSLN tienen coincidencias, los mismos miembros en sus afiliaciones, gente pobre y humilde, programas de gobierno encaminados hacia el desarrollo y el progreso de Nicaragua y a levantar la pobreza y la seguridad social (sic)", dijo Ortega.

Constantino Velásquez, presidente del PLN, apuntó que "estamos seguros de que el Frente Sandinista es la única y verdadera opción para sacar a Nicaragua adelante" y "los hermanos nicaragüenses no podemos seguir con la política del odio y del terror".

Ortega y su FSLN encabezan las preferencias electorales. Han logrado el apoyo de instituciones muy influyentes, como la Iglesia Católica, y de numerosas organizaciones sindicales, étnicas, empresariales y campesinas.

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