Políticas prorricos impulsan auge de milmillonarios en India

Una mujer con un bebe en brazos pide limosna en un cruce de calles en Nueva Delhi, la capital de India. Foto: Ranjit Devraj / IPS

NUEVA DELHI –  Si India se encuentra entre las economías de más rápido crecimiento del mundo, también es el país donde la desigualdad aumenta más rápidamente, gracias a características endémicas únicas del país, como el sistema de castas.

“No se entiende bien, pero India no tiene una clase trabajadora, sino grandes castas trabajadoras atrapadas en un sistema intrínsecamente inicuo», dice Manas Ray, profesor de estudios culturales del Centro de Estudios de Ciencias Sociales de Calcuta.

Según Ray, las castas trabajadoras y sus intereses están mal representados en los ámbitos importantes de decisión y, además, cuentan con poca orientación o apoyo de las organizaciones no gubernamentales (ONG), en especial las de voluntarios. No existe un sector voluntario similar al que trabaja para empoderar a los marginados en otros países de la región.

De hecho, cientos de ONG internacionales, como Amnistía Internacional y Greenpeace, se han visto obligadas a cerrar sus operaciones en la India en los últimos años.

“La situación es diferente en Bangladesh, donde poderosas ONG se acercan a los ciudadanos comunes y los orientan”, dice Ray como ejemplo, sobre el país vecino en el sur de Asia. El hecho de que Bangladesh no tenga un sistema de castas es de gran ayuda.

El año pasado, Bangladesh registró una renta por habitante de 2227 dólares, es decir, 280 dólares más que su vecino más grande y con una economía muy superior. Bangladesh, que en su día se consideraba un «caso perdido”, puede mantener esta ventaja en un futuro gracias a las inversiones en los sectores sociales, “especialmente en educación y sanidad», afirma Ray.

En un informe mundial publicado en enero, la organización internacional de asistencia Oxfam, con  base en el Reino Unido, describe a la India como un país «muy desigual», en el que el 10 % más rico de sus 1400 millones de habitantes acapara 77% del total de la riqueza nacional.

El informe, titulado “La desigualdad mata”, estima que la desigualdad ha aumentado en alta proporción en las últimas tres décadas en la potencia emergente del sur de Asia.

Oxfam calcula que un trabajador con el salario mínimo en la India rural tardaría 941 años en ganar lo que gana en un año un ejecutivo muy bien pagado de una importante empresa de confección india.

La ONG atribuye la marcada desigualdad de la riqueza en la India a «un sistema económico que favorece a los superricos en detrimento de los pobres y marginados».

El informe señala que durante 2021, cuando la pandemia de covid-19 provocó que 84 % de los hogares indios sufrieran un descenso de sus ingresos, el número de multimillonarios en el país pasó de 102 a 142.

Durante los peores meses de la pandemia (de marzo de 2020 a noviembre de 2021), la riqueza de los multimillonarios de India más que se duplicó, al pasar de 313 000 millones de dólares a 719 000 millones.

“La pandemia demostró ser un punto de inflexión que puso de manifiesto la iniquidad del sistema del país», dijo Ray, refiriéndose a cómo un la clausura de actividades impuesta repentinamente dejó a millones de trabajadores migrantes internos varados en las ciudades sin trabajo, comida o refugio y sin otra opción que caminar hasta sus lejanos hogares en el interior del país, a menudo a cientos de kilómetros de distancia.

Intervenciones del máximo tribunal

Hicieron falta peticiones de la propia Corte Suprema para que el gobierno del nacionalista Narendra Modi admitiera que más de medio millón de personas caminaban por las carreteras intentando volver a sus pueblos y aldeas, a menudo desafiando las agresiones de la policía encargada de hacer cumplir las normas de cierre.

Los sindicatos afirmaron que la mayor parte de los 200 millones de trabajadores inmigrantes que se calcula que hay en las distintas ciudades y pueblos de la India perdieron sus puestos de trabajo.

En contraste con el trato despiadado dispensado a los trabajadores migrantes internos, el gobierno no escatimó en gastos para organizar vuelos especiales para recoger a estudiantes y personas privilegiadas que se encontraban atrapadas en países extranjeros, que también habían impuesto cierres para detener la propagación de la covid.

El máximo tribunal indio ha tenido que usar la Constitución y las leyes en más de una ocasión a favor de los pobres y marginados, en las que la desigualdad ha sido muy urticante y flagrante.

Por ejemplo, la Corte Suprema intervino para ordenar la distribución a los pobres y hambrientos de grandes cantidades de grano excedente que se estaba pudriendo en los almacenes estatales.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

El 7 de enero, ese mismo máximo tribunal desestimó los requerimientos que pretendían impugnar la política gubernamental de reservar una cuota de codiciados puestos de posgrado en las facultades de medicina del país para lo que formalmente se denomina «otras clases atrasadas», alegando que iba en contra del principio del mérito.

Los magistrados no aceptaron tal argumento, aduciendo que justamente es el sistema inequitativo indio el que afecta ese principio del mérito.

“Las desigualdades generalizadas en la disponibilidad y el acceso a las instalaciones educativas tendrán como resultado la privación de ciertas clases de personas que no podrían competir eficazmente en dicho sistema», dijo el magistrado Y. Chandrachud, al dictar la sentencia.

Sustanció Chandrachud que “las disposiciones especiales permiten a estas clases desfavorecidas superar los obstáculos que encuentran para competir eficazmente con las clases superiores, garantizando así la igualdad sustantiva”.

“El mérito debe ser contextualizado socialmente y reconceptualizado como un instrumento que promueva bienes sociales como la igualdad que nosotros, como sociedad, valoramos», subrayó, al señalar que la Constitución india incluye disposiciones para conceder cuotas reservadas en puestos de trabajo y oportunidades educativas, destinadas a «remediar las desventajas estructurales que sufren ciertos grupos».

Sin embargo, las cuotas reservadas apenas han abordado el problema.

Desde 1983, los sucesivos gobiernos han aplicado una política de reserva de 50 % de los puestos de trabajo en la codiciada administración pública para las castas socialmente más desfavorecidas, pero en 2019 solo cuatro personas de estas categorías habían accedido a una lista de 89 puestos de nivel de secretario.

¿Cómo se pueden remediar estas desigualdades tan arraigadas?

El informe de Oxfam pide que se aumenten los impuestos a ese 10 % más rico de la población india para ayudar a financiar las medidas de reducción de la desigualdad. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, para comenzar porque solo  1 % de los indios declaran ingresos suficientes para ser gravados.

En 2021, solo 50,89 millones de personas declararon el impuesto sobre la renta, y únicamente la mitad de ese número pagó algún impuesto significativo.

Prabhat Patnaik, antiguo profesor de economía de la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi, coincide en que la solución a la gran desigualdad pasa por «gravar a los ricos e invertir lo recaudado en los sectores sociales desatendidos».

Como ejemplo de las profundas inequidades sociales, el informe de Oxfam afirma que 63 millones de indios se ven abocados a la pobreza cada año por culpa de unos costes sanitarios inasumibles.

Detrás está el hecho de que el gasto público en sanidad es uno de los más bajos del mundo: el 1,8 % del producto interno bruto (PIB) en 2021.

Aunque la India es un destino importante para el llamado “turismo médico” por sus excelentes hospitales especializados, varios de sus estados más pobres tienen tasas de mortalidad infantil superiores a las del África subsahariana.

Patnaik explicó que las políticas gubernamentales han favorecido sistemáticamente a los ricos desde que el país se embarcó en la liberalización económica a principios de la década de los 80.

El impuesto de sucesiones se abolió en 1985 y en 2017 el gobierno suprimió el impuesto sobre el patrimonio, permitiendo la concentración de la riqueza en las familias ya ricas. En septiembre de 2019, el impuesto de sociedades se redujo de 35 % a 26 %.

“En contraste con la política de la India de ofrecer concesiones fiscales a los ricos, la tendencia internacional es que los ricos pidan que se les apliquen más impuestos», dijo Patnaik refiriéndose a la carta abierta del grupo Millonarios Patrióticos a la reunión virtual del Foro Económico Mundial de Davos, en enero, pidiendo que se les apliquen más impuestos para ayudar a la recuperación económica pospandemia.

«Como millonarios, sabemos que el sistema fiscal actual no es justo. La mayoría de nosotros puede decir que, aunque el mundo ha pasado por un inmenso sufrimiento en los últimos dos años, en realidad hemos visto aumentar nuestra riqueza durante la pandemia; sin embargo, pocos o ninguno de nosotros puede decir honestamente que pagamos nuestra parte justa de impuestos», reza la carta, motivada por el informe de Oxfam.

Como era de esperar, no había ningún indio en la lista de los 102 millonarios patriotas que suscribieron el mensaje y no ha habido ninguna declaración al respecto por parte de las autoridades indias.

T: MF / ED: EG

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