ONU lanza encuesta para investigar su propio racismo y discriminación

Una imagen de la Dependencia Común de Inspección, órgano independiente de supervisión externa de las Naciones Unidas, con palabras que destacan sus responsabilidades. Imagen: DCI

NACIONES UNIDAS –  La Dependencia Común de Inspección (DCI), el único órgano independiente de supervisión externa de la ONU con el mandato de realizar evaluaciones, inspecciones e investigaciones, está llevando a cabo una encuesta para investigar el racismo y la discriminación generalizados en el organismo mundial.

En una circular dirigida al personal de todo el mundo, la DCI afirma que está llevando a cabo «un examen de las medidas y los mecanismos de prevención y lucha contra el racismo y la discriminación racial en las instituciones del sistema de las Naciones Unidas».

El estudio examinará las diversas formas de discriminación y racismo a nivel individual, institucional y estructural, así como las medidas y mecanismos existentes, incluidos los factores culturales y contextuales que facilitan o limitan los esfuerzos de las organizaciones.

Según el último informe anual del secretario general, António Guterres, presentado en enero a la Comisión Administrativa y Presupuestaria de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el organismo cuenta actualmente con más de 36 000 funcionarios en 463 lugares de destino en todo el mundo, repartidos en 56 organismos y entidades.

Se espera que la encuesta recoja las percepciones tanto de los funcionarios como del personal externo de todo el sistema de las Naciones Unidas, en el contexto de un examen en curso de la DCI sobre las medidas y los mecanismos para prevenir y abordar el racismo y la discriminación  en las instituciones del sistema de las Naciones Unidas.

La encuesta está alojada en la web, en un enlace especial.

Dado que la discriminación generalizada -basada en la raza, la religión, el género, la orientación sexual o la nacionalidad- continúa en todo el sistema de las Naciones Unidas, hay varios grupos de interés que se han unido para luchar por sus derechos legítimos.

Entre estos grupos se encuentran los afrodescendientes de las Naciones Unidas (UNPAD), la comunidad LGBTQ de la ONU, la Red Feminista de la ONU y, más recientemente, la Red Asiática para la Diversidad y la Inclusión (UN-ANDI).

Shihana Mohamed, integrante fundadora y una de los coordinadores de UN-ANDI, dijo a IPS: «Acogemos con satisfacción las reformas propuestas por el secretario general y otros órganos de la ONU, incluida la revisión en curso de la DCI, para abordar el racismo y la discriminación racial en el sistema de la ONU».

Señaló que el problema del racismo en el sistema de las Naciones Unidas está muy arraigado y tiene muchas formas y dimensiones.

“Aunque abordar y prevenir el racismo en el sistema de la ONU no será una tarea fácil, creo que estas iniciativas nos ayudarán a identificar las causas profundas y otros factores asociados”, dijo Mohamed, de nacionalidad esrilanquesa.

“Animo encarecidamente a los miembros de UN-ANDI a participar en la actual encuesta de la DCI y a proporcionar la información pertinente para identificar las formas, los patrones y las causas fundamentales del racismo en las organizaciones del sistema de la ONU», afirmó.

Promesa de confidencialidad

En su circular, la DCI dice que el anonimato y la confidencialidad están garantizados en todas las fases. Todos los análisis se tratarán con estricta confidencialidad. No se atribuirá directamente a la fuente original de los datos recogidos.

“Al elaborar la encuesta, hemos analizado las similitudes y diferencias de siete instrumentos de encuesta de organizaciones del sistema de las Naciones Unidas sobre el racismo, la discriminación racial y el compromiso del personal”, destaca.

Explica que “para una revisión a nivel de todo el sistema, proporcionan preguntas potencialmente útiles, muchas de las cuales hemos utilizado en esta encuesta sobre la base de su coincidencia con los criterios de interés y la alineación con los elementos establecidos que se emplean comúnmente en la investigación empírica y que han demostrado tener fuertes propiedades psicométricas, y también sobre la base del valor desde una perspectiva de todo el sistema”.

El desarrollo de la encuesta, señala la DCI, fue guiado por un experto en diversidad, inclusión y equidad, así como en racismo y discriminación racial. Contó con el apoyo de un grupo consultivo especial de expertos en racismo y discriminación racial de los sectores privado y público, y del sistema de las Naciones Unidas.

También contó con la colaboración de varios miembros del personal de las Naciones Unidas, entre los que se encontraban altos cargos.

El año pasado, la Secretaría General de las Naciones Unidas en Nueva York tuvo un mal resultado al retirar repentinamente su propia encuesta en línea sobre el racismo, en la que se pedía a los funcionarios que se identificaran como «negros, morenos, blancos, mixtos/multirraciales y cualquier otro».

Sin embargo, la categoría más ofensiva de la encuesta de la ONU era «amarillo», una descripción racista occidental ampliamente condenada de algunos asiáticos, incluidos japoneses, chinos y coreanos.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

El sondeo en línea tuvo un final poco glorioso, incluso antes de empezar, sin una disculpa hacia los que se sintieron ofendidos.

Según el informe anual de 2021 de la Comisión de Administración Pública Internacional (ICSC A/76/30), el mayor número de países no representados (17) e insuficientemente representados (8) en el sistema de las Naciones Unidas se encontraba en la región de Asia y el Pacífico (párrafo 148), quizá víctimas de la discriminación.

En 10 o más organizaciones sin directrices formales de distribución geográfica, no había personal de 64 países y, entre ellos, 25 eran de Asia. En 15 de las organizaciones no había personal de 12 países, y siete de ellos eran de Asia y el Pacífico (párr. 155).

Testimonio esclarecedor

En una entrevista realizada en 2020, Roderic Grigson, antiguo oficial de mantenimiento de la paz de la ONU durante 12 años, contó a IPS algunas de sus experiencias personales en operaciones de mantenimiento de la paz en el extranjero, que adquieren ahora especial valor.

«Cuando llegué a Ismailía (ciudad del noreste de Egipto), que era donde se encontraba el cuartel general de la Fuerza de Emergencia de la ONU (UNEF II), el recinto de la ONU era una mezcla de personal civil y militar. Los civiles internacionales, como yo, que veníamos del extranjero, recibíamos un trato muy diferente al del personal local egipcio en muchos aspectos», rememoró.

Por ejemplo, dijo, a los locales, a los que se llamaba despectivamente «gipos», no se les permitía entrar en el comedor internacional (club) del complejo a menos que fueran cocineros, camareros o bármanes.

“Si quería llevar a un lugareño al bar para comer, incluso si era alguien que trabajaba a mi lado durante el día, se me negaba la entrada», dijo Grigson, autor de la trilogía «Lágrimas sagradas», una ficción histórica ambientada en la guerra civil de Sri Lanka.

Esta actitud hacia el personal local, señaló, «se extendió a todas las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU que visité durante mi estancia en Medio Oriente: ya fuera en Egipto, Israel, Líbano o Chipre, no importaba».

«El personal internacional de la ONU en todas las misiones de la ONU trataba a los locales como lacayos. Y nos odiaban por ello. Y yo me sentía muy incómodo trabajando en ese entorno», dijo.

En parte, eso obedecía, explicó, a que «aunque se me consideraba un ‘internacional’ al haber sido contratado en Nueva York, yo era de Sri Lanka y me sentía un ‘internacional de segunda clase’ dada la camarilla europea que predominaba en aquella época».

Al haber crecido en Ceilán (ahora Sri Lanka), que fue una colonia británica, «había experimentado de primera mano lo que se sentía al ser tratado como uno de los amos coloniales de la isla».

«Mi abuelo, que era escocés, vivía con nosotros. Trabajaba en un puesto de alta dirección en la administración colonial británica de la isla. Tenía una posición de privilegio por su raza y color que se extendía a su familia. Trabajar para la ONU era exactamente lo mismo», declaró Grigson.

Por su parte, Guterres, el secretario general de la ONU, anunció el mes pasado su intención de nombrar a un asesor especial para investigar la creciente discriminación basada en el origen racial, nacional o étnico en el organismo mundial.

“El racismo y la discriminación no tienen cabida en nuestro mundo, y menos aún en las Naciones Unidas», advirtió,

Añadió que «la diversidad de nuestro personal es una fuente de profunda riqueza. Sin embargo, soy plenamente consciente y me preocupa profundamente que algunos colegas hayan experimentado la indignidad, el dolor y las consecuencias del racismo y la discriminación racial en el lugar de trabajo”.

“Esto es inaceptable”, sentenció Guterres en un mensaje al personal de la ONU el 25 de enero.

El máximo responsable de la ONU también se ha comprometido a crear un Grupo Directivo para supervisar la aplicación del Plan de Acción Estratégico sobre la discriminación racial, e informar de los avances al Comité Ejecutivo y al Comité de Dirección.

T: MF / ED: EG

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