La covid deja una pérdida multimillonaria en educación

Las deficiencias causadas por el cierre de las escuelas y el estudio forzado a distancia, debidas a la pandemia covid-19, tendrán una repercusión económica a lo largo de la vida de millones de niños, niñas y jóvenes, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. Foto: Pouget/Unicef

PARÍS – La generación de estudiantes presente arriesga perder 17 billones (millones de millones) de dólares, en valor actual, del total de ingresos que percibirán durante toda la vida, debido al cierre de las escuelas por la pandemia covid-19, asentó un informe divulgado este martes 7 por la Unesco, Unicef y el Banco Mundial.

“El aumento potencial de la pobreza de aprendizajes podría tener una repercusión devastadora en la productividad, los ingresos y el bienestar futuros de esta generación de niños y jóvenes, sus familias y las economías en todo el mundo”, dijo Jaime Saavedra, director de Educación del Banco Mundial.

La entidad financiera produjo el estudio “El estado de la crisis educativa mundial: un camino hacia la recuperación”, junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

El pronóstico de pérdidas estimadas para la actual generación de estudiantes, sobre todo en los países de ingresos bajos y medianos, supera ampliamente los 10 billones de dólares inicialmente estimados al cierre de 2020, y equivalen a 14 % del producto interno bruto global actual.

El informe muestra que en los países de ingresos bajos y medianos la proporción de niños que viven en situación de pobreza de aprendizajes -53 % antes de la pandemia-  podría alcanzar 70 % debido al cierre prolongado de las escuelas y a la carencia de eficacia del aprendizaje a distancia.

La crisis de la covid “paralizó los sistemas educativos del mundo entero. Hoy en día, 21 meses después, las escuelas permanecen cerradas para millones de niños y es posible que muchos no regresen nunca a los centros educativos”, dijo Saavedra.

“La pérdida de aprendizaje de la que son víctimas muchos niños es moralmente inaceptable”, sentenció.

Las simulaciones sobre pérdidas significativas de aprendizaje son corroboradas ahora con datos reales. Por ejemplo, los datos regionales de Brasil, Pakistán, la India rural, Sudáfrica y México, entre otros países, muestran pérdidas sustanciales en matemáticas y lectura.

“El aumento potencial de la pobreza de aprendizajes podría tener una repercusión devastadora en la productividad, los ingresos y el bienestar futuros de esta generación de niños y jóvenes, sus familias y las economías en todo el mundo”: Jaime Saavedra.

El análisis demuestra que, en algunos países, las pérdidas promedio de aprendizaje son aproximadamente proporcionales a la duración del cierre. Sin embargo, existe una gran heterogeneidad entre los países y según las materias, el nivel socioeconómico de los educandos, el género y el grado.

Por ejemplo, los resultados en dos estados de México revelan pérdidas de aprendizaje significativas en lectura y matemáticas para los educandos de 10 a 15 años de edad, y las tendencias generales coinciden con los resultados obtenidos en México.

La crisis exacerbó las desigualdades en materia de educación y los niños de hogares con bajos ingresos, los niños con discapacidades, y las niñas, tuvieron menos oportunidades de acceder al aprendizaje a distancia que sus compañeros.

Esto se debió a la falta de acceso a las tecnologías o carencia de electricidad, conectividad y dispositivos, así como a la discriminación y las normas de género.

Los primeros datos indican mayores pérdidas entre las niñas, ya que están perdiendo con rapidez la protección que las escuelas y el aprendizaje ofrecen a su bienestar y a sus oportunidades de vida.

Robert Jenkins, director de Educación del Unicef, observó que “la pandemia cerró centros educativos en todo el mundo, interrumpiendo la educación de 1600 millones de estudiantes en su momento más álgido, y exacerbó las desigualdades de género”.

“Para cerrar las heridas de esta generación, debemos reabrir las escuelas y mantenerlas abiertas, proponernos como objetivo el regreso de los estudiantes a los centros educativos y acelerar la recuperación del aprendizaje”, dijo Jenkins.

El informe destaca que, hasta la fecha, los paquetes de estímulo que los gobiernos han destinado a la educación representan menos de tres por ciento de los montos asignados al conjunto de la recuperación frente a la pandemia, y se necesitarán más fondos para que la recuperación inmediata del aprendizaje sea efectiva.

También que, aunque casi todos los países proporcionaron oportunidades de aprendizaje a distancia, la calidad y el alcance de estas medidas son desiguales y más de 200 millones de estudiantes viven en países de ingreso bajo y mediano, no preparados para la enseñanza a distancia durante el cierre urgente de escuelas.

La Unesco ha insistido en que la reapertura de las escuelas debe seguir siendo una prioridad urgente y de primer orden a escala mundial.

“Nos comprometemos a apoyar a los gobiernos en sus respuestas a la covid, para que los sistemas educativos sean más equitativos, eficientes y resilientes, aprovechando las lecciones aprendidas durante la pandemia e incrementando las inversiones”, dijo Stefania Giannini, subdirectora general de Educación de la Unesco.

A-E/HM

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