Los bosques patrimonio de la Unesco ayudan al clima, pero no todos

El parque nacional Salonga, en la República Democrática del Congo, la mayor reserva selvática de África, es un importante sumidero de carbono que favorece globalmente al clima, pero algunos bosques, incluso patrimonio de la humanidad, han comenzado a ser emisores netos del perjudicial dióxido de carbono. Foto: Sinziana Demian/WWF

PARÍS – Los bosques inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco contribuyen en la atenuación del cambio climático al absorber de la atmósfera cada año 190 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), aunque algunos ya emiten más de lo que absorben de ese gas de efecto invernadero.

El contraste es marcado porque “todos los bosques deberían ser bazas para luchar contra el cambio climático”, destacó Tales Carvalho Resende, corredactor del informe que sobre los bosques-patrimonio presentó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Pero el informe, según el cual “incluso algunos de los bosques más emblemáticos y mejor protegidos, como son los que pertenecen al patrimonio mundial, pueden en realidad contribuir negativamente al cambio climático, pone en evidencia la gravedad de la urgencia climática”, dijo Carvalho Resende.

Los bosques del patrimonio, cuya superficie total es de 69 millones de hectáreas (dos veces el tamaño de Alemania) son ecosistemas ricos en biodiversidad que, además de absorber CO2 de la atmósfera, almacenan grandes cantidades de carbono.

A lo largo de los siglos, los bosques patrimonio han almacenado 13 000 millones de toneladas de carbono, más que todas las reservas petrolíferas de Kuwait (gran productor de crudo), y si ese volumen se liberase a la atmósfera en forma de CO2 añadiría un tercio a la cantidad de ese gas anualmente emitido en la tierra.

“Algunos de los bosques más emblemáticos y mejor protegidos, como son los que pertenecen al patrimonio mundial, pueden en realidad contribuir negativamente al cambio climático, lo que pone en evidencia la gravedad de la urgencia climática”: Tales Carvalho Resende.

Destacan, por el volumen de carbono que sumergen, el Complejo de Conservación Central de la Amazonia o Parque Nacional de Jaú, de 23 800 kilómetros cuadrados en Brasil, y el Parque Nacional Salonga, de 36 000 kilómetros cuadrados, la mayor reserva selvática de África, en la República Democrática del Congo.

Pero el estudio mostró que 10 de los bosques en 257 sitios protegidos por la Unesco han emitido en los últimos 20 años más carbono del que han capturado, debido a presiones y perturbaciones de origen humano.

Se trata de los bosques presentes en la reserva de foresta de Sumatra, en Indonesia; la reserva de biosfera Río Plátano, en Honduras; el parque nacional Yosemite en Estados Unidos; el parque del glaciar Waterton entre Estados Unidos y Canadá, y las montañas Baberton Makhonjwa en Sudáfrica.

También el parque Kinabalu en Malasia, la  cuenca del Uvs Nuur entre Mongolia y Rusia; el parque nacional Gran Cañón, en Estados Unidos; el área Grandes Montañas Azules, en Australia, y el parque nacional Morne Trois Pitons en Dominica.

En numerosos sitios, la fragmentación de las tierras debida a la explotación forestal y al desbrozamiento del bosque, en beneficio de la agricultura, provocan emisiones superiores a la cantidad de carbono secuestrado.

La amplitud y la gravedad de los incendios forestales, que van en aumento y a menudo están relacionados con largos períodos de sequía, debida al calentamiento global, son un importante factor para que se liberen más gases de efecto invernadero.

Y en algunos sitios, fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, ralentizan su capacidad de absorber carbono.

En los próximos años es de esperar que la captación de carbono se vea perturbada en cada vez más sitios del patrimonio mundial, debido a que los paisajes están más degradados y fragmentados, y a la multiplicación de fenómenos climáticos cada vez más frecuentes e intensos.

El informe aboga por una protección fuerte y una gestión sostenible de los sitios del patrimonio mundial de la Unesco y de los paisajes que los rodean, para que los bosques puedan seguir siendo reservorios de carbono para las generaciones futuras.

Para lograrlo, la Unesco preconiza que se tomen medidas de atenuación y adaptación al cambio climático, así como que se mantengan y refuercen los corredores ecológicos, que permiten una mejor gestión de los paisajes.

También recomienda integrar la gestión continua de los sitios del patrimonio mundial de la Unesco en estrategias internacionales, nacionales y locales relacionadas con el clima, la biodiversidad y el desarrollo sostenible.

A-E/HM

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