Elección parlamentaria será con paridad de género en Venezuela

Una mujer se prepara para votar en una mesa electoral de Caracas, cuya composición era mayoritariamente femenina, durante las últimas elecciones presidenciales de Venezuela, el 14 de abril de 2013. Crédito: Raúl Límaco/IPS
Una mujer se prepara para votar en una mesa electoral de Caracas, cuya composición era mayoritariamente femenina, durante las últimas elecciones presidenciales de Venezuela, el 14 de abril de 2013. Crédito: Raúl Límaco/IPS

Más mujeres podrán llegar a la Asamblea Nacional legislativa de Venezuela, después que el poder electoral ordenó que las candidaturas para el parlamento unicameral sean paritarias, en una conquista a favor de la paridad de género envuelta en la polémica de la polarización política. 

“Esta es una norma altamente demorada, producto de la acumulación de décadas de luchas y aportes de centenares de mujeres. Avanzamos en la construcción de una mejor democracia”, dijo la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, al presentar el reglamento sobre paridad de género.

El 6 de diciembre se elegirá la Asamblea unicameral (2016-2020), en el marco de tres lustros de aguda polarización política, atizada, desde que se inició la presidencia de Nicolás Maduro en 2013, por un malestar económico en el que destaca un cóctel de  caída de los ingresos petroleros, devaluación, inflación y escasez de bienes esenciales.

Esa confrontación alcanzó rápidamente la nueva norma electoral, aunque también mostró a mujeres de ambos polos políticos celebrando que Venezuela regrese al “club” de naciones latinoamericanas con cuotas en procura de la equidad de género en los parlamentos.

“Los derechos de las mujeres ya son asunto de Estado en Venezuela, gracias a nuestras luchas y a la comprensión del (fallecido) presidente Hugo Chávez (1999-2013), al impulsar la Constitución de 1999”, dijo a IPS la diputada del Parlamento Latinoamericano, Marelis Pérez Marcano, del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Este país petrolero estableció por primera vez una cuota de al menos 30 por ciento de mujeres en las candidaturas a su parlamento en 1997, pero la norma fue extirpada de la ley electoral en 2000 y reemplazada desde entonces por exhortaciones del CNE.

Como resultado, la actual Asamblea de 165 escaños se integró con 137 hombres y 28 mujeres (17 por ciento), en una proporción que coloca a Venezuela en el puesto 18 de América Latina y el Caribe, según cifras de la Unión Interparlamentaria Mundial (UIM).

El país mejor colocado es Bolivia, donde las mujeres constituyen 53 por ciento de su Cámara de Diputados. Al menos otros 10 países latinoamericanos tienen cuotas de género al parlamento y fue uno de ellos, Argentina, el primero del mundo en incorporarla. Colombia suma cuotas de 30 por ciento para los altos cargos de la administración pública.

El nuevo reglamento de Venezuela ordena que las organizaciones políticas presenten candidaturas en forma paritaria (50 y 50 por ciento) y alterna para cada sexo, tanto de principales como de suplentes, y tanto para aspirantes por los 87 circuitos nominales como los de listas cerradas en las 24 regiones electorales en que se divide el país.

Cuando no sea posible una paridad exacta 50-50 en una región, entonces se admitirán las postulaciones con un mínimo de 40 por ciento de mujeres.

Elsa Solórzano, de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), la coalición arcoíris de 27 organizaciones de oposición, criticó que la norma se dictase “de manera sobrevenida, a destiempo y, además, violando disposiciones de la Constitución”.

Ello porque el reglamento, oficializado el 29 de junio, se dictó un mes después de que la MUD escogiese en elecciones primarias, supervisadas por el propio CNE, a parte de sus aspirantes a la Asamblea, y ahora sus grupos se enzarzan en discusiones acerca de cómo reacomodar las listas.

También el Artículo 298 de la Constitución establece que la ley que regule los procesos electorales “no podrá modificarse en forma alguna en el lapso comprendido entre el día de la elección y los seis meses inmediatamente anteriores a la misma”.

Simpatizantes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, ante la sede de la unicameral Asamblea Nacional legislativa, en el centro histórico de Caracas. Crédito: Cortesía de Raúl Límaco
Simpatizantes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, ante la sede de la unicameral Asamblea Nacional legislativa, en el centro histórico de Caracas. Crédito: Cortesía de Raúl Límaco

“La trampa fue el hecho político, no la sustancia en juego: la paridad. Y es obvio que la montó el CNE, no las mujeres que reclamamos oportunamente el derecho a la elegibilidad sin ser escuchadas”, dijo a IPS la activista Evangelina García Prince, ministra de la Mujer en los 90 e integrante del  Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres.

Virginia Olivo,  presidenta del no gubernamental  Observatorio, acotó que en el país existe una “baja representación política, con un parlamento por debajo de los promedios regional y mundial”.  Datos de la UIM indican que las mujeres representan 24,5 por ciento de los parlamentos latinoamericanos y 20 por ciento de los del mundo.

En este país de 30 millones de personas, según el censo de 2011, hay siete millones de madres, de las cuales, 39 por ciento son jefas de hogar. De estas mujeres que están solas al frente de la familia, 10 por ciento son madres adolescentes.

Olivo recordó que, aunque no existen datos precisos, la mayoría de los nueve millones de personas en condición de pobreza en Venezuela, están dentro de esas familias encabezadas por una mujer. Además, indicó que  otro ejemplo de la inequidad que soportan las mujeres, es que estas reciben 82 por ciento del salario de un hombre por el mismo trabajo.

Al defender la nueva cuota de género, Lucena dijo que desde febrero dialogó con lideresas opositoras acerca del reglamento de paridad que se preparaba. Sin embargo, “esas conversaciones individuales no significan que se hubiese informado formalmente a la MUD”, destacó Vicente Bello, un responsable electoral de esa coalición.

Pero otra dirigente opositora, Isabel Carmona, presidenta del partido Acción Democrática, que gobernó varias veces el país durante el siglo XX, apoyó el reglamento porque “los derechos protegidos por la justicia no están sujetos a regateos políticos”.[related_articles]

“Esa medida toca la matriz cultural del poder, porque la cultura en América Latina ha hecho del machismo un símbolo del poder. Estamos empezando a desmontarlo, pues nadie allí con un privilegio tiene la generosidad de renunciar a él”, abundó Carmona.

La historiadora y politóloga Margarita López Maya sostuvo que “la inesperada decisión de exigir paridad de género en las postulaciones para las parlamentarias de 2015 revela, una vez más, la voluntad del oficialismo de contribuir con una atmósfera de incertidumbres y malestares que perturben las importantes elecciones que tendrán lugar el 6 de diciembre”.

Su admonición se fundamenta en que de los cinco rectores del CNE, cuatro, mujeres, son pro gobierno y solo uno, varón, es considerado pro oposición. El reglamento se aprobó con los votos de las cuatro rectoras.

Dirigentes de todo el espectro político señalan que si la oposición, hasta ahora favorecida en intenciones de voto según las principales firmas encuestadoras, logra hacerse con mayoría en  la Asamblea, iniciaría un proceso de transición que podría desplazar del poder al PSUV y al presidente Maduro, heredero político de Chávez.

Pero, recordó Lucena, la pauta del poder electoral “es sobre la oferta que harán las organizaciones políticas. En definitiva debe ser el electorado el que decida con sus votos”.

En Venezuela, durante gran parte de los gobiernos de Chávez, los demás poderes estuvieron encabezados por mujeres. Ellos eran el Legislativo, Judicial, Electoral y Moral, integrado por la Fiscalía General, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo.

Las mujeres son mayoría en el poder judicial y han ocupado ministerios desde 1967.  En 2013 una almiranta ocupó la cartera de Defensa y en 1979 el país tuvo por vez primea una ministra dedicada exclusivamente a los asuntos de la mujer.

Editado por Estrella Gutiérrez

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