La visita esta semana del presidente chino Jiang Zemin a Estados Unidos será menos ceremonial de lo previsto, tras la admisión de Corea del Norte de que posee un programa de armas nucleares, en violación de acuerdos internacionales.
El mandatario se proponía culminar su carrera de estadista con esta visita del martes 22 al viernes 25 antes de abandonar la jefatura del gobernante Partido Comunista Chino, pero la admisión de Pyongyang dará a la cumbre un tono más serio del esperado.
Ahora, Jiang deberá defenderse de las acusaciones de asistencia a Pyongyang, antiguo aliado de Beijing, para el desarrollo de su programa de enriquecimiento de uranio, y el control de armas dominará la reunión con su par estadounidense George W. Bush en la casa familiar de éste en Crawford, Texas.
En la primera reacción de Beijing luego de la revelación de Washington sobre el programa nuclear norcoreano el pasado miércoles, la portavoz de la cancillería china Zhang Qiyue consideró totalmente infundadas las acusaciones de que su gobierno brindó la materia prima a Pyongyang, su antiguo aliado.
Un alto funcionario de Washington declaró que China y Rusia son sospechosas de haber ayudado a Corea del Norte a desarrollar su programa de armas nucleares, pero otros funcionarios señalaron que no hay pruebas suficientes.
Medios de prensa estadounidenses también señalaron a Pakistán como sospechoso, aunque Islamabad rechazó las acusaciones.
El subsecretario de Estado (vicecanciller) estadounidense James Kelly, quien recibió la admisión de Pyongyang hace más de dos semanas, se reunió con funcionarios chinos el viernes para urgir a Beijing a detener su asistencia al programa norcoreano.
Kelly también se reunió el sábado con funcionarios de Corea del Sur y exhortó a los socios de Estados Unidos en la región a ejercer en conjunto la máxima presión internacional sobre Corea del Norte para que abandone su ambición de armas nucleares.
La portavoz Zhang destacó que China se opone a la proliferación de armas de destrucción masiva y su política es no apoyar, estimular ni ayudar a desarrollar tales armas.
En un aparente esfuerzo por eliminar factores de irritación en las relaciones bilaterales, Beijing anunció este lunes nuevas restricciones a la exportación de equipos militares y tecnología química y biológica.
Los exportadores de equipos militares deberán presentar informes sobre sus actividades, y los principales proyectos de exportación requerirán la aprobación del gabinete y de la Comisión Militar Central, anunció el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista, en su sitio web.
Además, el gobierno introdujo otra serie de medidas para controlar la exportación de ciertos productos, equipos y tecnologías químicas, informó la cancillería. Las nuevas normas entrarán en vigor a partir del 15 de noviembre.
El control de armas dominará sin duda la cumbre de tres horas entre Bush y Jiang el viernes 25.
Ambos mandatarios conversarán sobre la proliferación armamentista de China, la inminente guerra contra Iraq, el antiterrorismo, el fortalecimiento del intercambio militar, la cuestión de Taiwan (que Beijing considera una provincia renegada y Washington un socio comercial) y el comercio.
Desde Estados Unidos, Jiang viajará a México para asistir los días 26 y 27 a la cumbre de líderes del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico.
La reunión será la tercera entre Jiang y Bush en 12 meses, tras un par de visitas del presidente estadounidense a China.
Ambos mandatarios han desarrollado una buena relación personal, declaró a la prensa en Beijing un funcionario de la cancillería china.
El gobierno chino se ha esforzado en los preparativos del viaje de Jiang a Estados Unidos, que seguramente será el último antes de entregar la presidencia a su sucesor en marzo de 2003.
El congreso quinquenal del Partido Comunista fue postergado dos meses para permitir la visita de Jiang en su carácter de jefe del partido, comandante militar y jefe de Estado.
Jiang, que convirtió la estabilidad de las relaciones chino- estadounidenses en un pilar de su mandato, espera que esta tercera reunión con Bush le ayude a consolidar su legado político antes de renunciar a su cargo el mes próximo. (FIN/IPS/tra- en/ab/mlm/ip/02