Si sólo más países pobres siguieran el ejemplo de Sri Lanka, solían decir los expertos, podría salvarse la vida de dos millones de niños cada año. Ahora, sin embargo, no están tan seguros de eso.
Sri Lanka, con un ingreso anual por habitante de sólo 713 dólares, gozaba hasta hace poco de una situación envidiable en materia de salud y planificación familiar.
Junto a Costa Rica, China, Cuba y el estado indio de Kerala, esta isla del Océano Indico se destacó por mucho tiempo por su exitosa implementación de los servicios de cuidados primarios de la salud.
Pero ahora, nuevos problemas de salud afligen al país. El retiro de la mayor parte de los subsidios alimentarios (bajo presión del Banco Mundial) agravó la desnutrición de los pobres, mientras el cáncer, las dolencias cardíacas y las apoplejías son cada vez más frecuentes entre las personas de mayores ingresos.
En suma, el país atraviesa lo que se conoce como "transición de salud", es decir, una combinación de los efectos de la pobreza y el crecimiento económico sobre la salud.
A medida que los países crecen económicamente, las diferencias de ingresos tienden a acentuarse y los más ricos adoptan estilos de vida occidentales, produciendo un cambio en los tipos de enfermedades que sufren.
El mayor problema de salud de Sri Lanka fueron alguna vez las enfermedades infecciosas, pero actualmente las principales causas de muerte son las apoplejías, el cáncer de pulmón y los accidentes.
Además, la población también padece problemas de drogadicción, alcoholismo, intoxicación por pesticidas, suicidio (47 cada 100.000 habitantes por año, una de las tasas más altas del mundo) y rabia, sumado a un resurgimiento de la malaria y a brotes de encefalitis japonesa y dengue.
No obstante, Sri Lanka tuvo grandes avances en materia de salud. Hoy en día, por ejemplo, mueren sólo 18 niños menores de cinco años cada 1.000 nacimientos, comparado con 140 cada 1.000 en 1948, el año de la independencia, y en el mismo período la mortalidad materna se redujo de 155 a 3,6 cada 10.000 partos.
Cerca de 85 por ciento de todos los nacimientos tienen lugar en hogares maternales rurales bien equipados o en hospitales urbanos. Además, la poliomielitis fue erradicada en 1994 y no hubo casos de difteria desde 1993.
La proporción de alfabetos es excepcionalmente alta para un país surasiático: 92,5 por ciento entre la población masculina y 87,9 por ciento para la femenina, de acuerdo con estadísticas de 1995.
Sri Lanka también tiene el menor índice de crecimiento de la población de Asia (sólo 1,5 por ciento al año), y los demógrafos consideran que el número de habitantes se estabilizará en 18,1 millones.
Estos éxitos se alcanzaron principalmente mediante un modelo de bienestar social adoptado en la independencia, que aseguró salud para todos y educación gratuita desde el jardín de infantes hasta la universidad.
Casi 50 años después, sin embargo, el sistema nacional de salud parece bastante deteriorado.
Tras la terminación de los almuerzos escolares gratuitos (una recomendación del Banco Mundial pese a la generalizada desnutrición entre los pobres en la última década), el censo nacional demográfico y de salud de 1993 reveló que 16 por ciento de los niños padecen desnutrición grave.
La encuesta también demostró que 60 por ciento de las mujeres embarazadas sufren de anemia y un cuarto de los bebés registran bajo peso al nacer (menos de 2,5 kilogramos), como consecuencia de la mala nutrición de la madre durante la gestación.
Además, la mayoría de los médicos, especialistas, técnicos y hospitales se concentran en la capital y otras grandes ciudades.
Por ejemplo, pese a la alta tasa de suicidio, existen 2.000 camas para pacientes psiquiátricos en Colombo y sólo 500 en el resto de Sri Lanka, y de los 30 psiquiatras del país, 15 residen en la capital.
Colombo dispone de un hospital para enfermos de cáncer con 1.000 camas, pero sólo hay otros tres hospitales con 40 a 75 camas en Kandy, Galle y Batticaloa.
"Se necesitan incentivos para atraer los médicos hacia zonas pobres", destacó Nalaka Mendis, profesor de psiquiatría de la Universidad de Colombo, quien en 1992 estableció un grupo para revitalizar la ética médica en el país.
Con las recientes reformas de mercado, aumentó el número de sanatorios privados y los hospitales públicos se deterioraron. Aun en los hospitales de Colombo hay escasez de materiales indispensables debido al bajo presupuesto asignado a la salud.
El gobierno, más que consciente de estos enormes problemas, designó en 1995 un Grupo de Trabajo Presidencial para estudiar los cambios necesarios en la política de salud y cómo implementarlos.
El Grupo de Trabajo estableció unas 10 comisiones de expertos para estudiar y brindar asesoraramiento sobre temas como finanzas, organización y cuidado de los pacientes.
En base a este trabajo, el gobierno estableció recientemente otro nuevo organismo, la Comisión Nacional de la Salud, para formular una política nacional. (FIN/PANOS/mw/dds/ml/he/97) —— (*) IPS pone a disposición de sus suscriptores este material por un acuerdo de distribución con la institución internacional de comunicación Panos Features, de Londres