Acuicultura cubana pretende duplicar sus capturas en 2030

Tilapias ya listas para la venta, saltan durante su captura en el estanque de la piscifactoría de la Unidad Empresarial de Base La Juventud, en el municipio de Los Palacios, en la occidental provincia de Pinar del Rio, en Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Tilapias ya listas para la venta, saltan durante su captura en el estanque de la piscifactoría de la Unidad Empresarial de Base La Juventud, en el municipio de Los Palacios, en la occidental provincia de Pinar del Rio, en Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Guarecidos del sol con sombreros de ala ancha y camisas de manga larga, obreros del centro piscícola La Juventud lanzan pienso en los estanques donde ceban a las tilapias, un pez escaso en los mercados de Cuba, aunque muy demandado. 

“La producción dio un gran salto gracias a la combinación de varios factores: hacemos la reversión sexual (aplicación de hormonas para lograr 98 por ciento de machos), damos un pienso de mayor calidad e introdujimos especies mejoradas genéticamente”, explicó a IPS el director de piscifactoría, Guillermo Rodríguez.

Situada en el municipio de Los Palacios y reconocida como la mejor productora en Cuba de tilapias, muy apreciadas aquí por su sabor, La Juventud se adscribe a la estatal Empresa Pesquera de Pinar del Río (Pescario), que agrupa toda la actividad del rubro en esta provincia del extremo oeste cubano.

Gracias al reordenamiento del sector con énfasis en la actualización tecnológica, este país insular caribeño obtuvo el pasado año 27.549 toneladas de pescado de agua dulce en estanques, embalses y piscinas, el mayor volumen desde que introdujo la actividad en los años 80.

Y la meta del Ministerio de la Industria Alimentaria es la de duplicar la producción acuícola para 2030, cuando aspira a obtener 49.376 toneladas.

Sin embargo, las capturas de peces y mariscos que en 2015 fueron de 57.657 toneladas, incluyendo la plataforma marítima, apenas cubren un bajo porcentaje de la demanda de 11,2 millones de habitantes y no abastecen totalmente la demanda del boyante turismo, que este año rompería el récord de tres millones de visitantes extranjeros.

Incluidos los productos pesqueros, el país gasta cada año alrededor de 2.000 millones de dólares en importación de alimentos, a pesar de leves aumentos de la producción interna del sector, logrados con las reformas económicas que arrancaron en 2008.

El salto acuícola se origina en la mayor organización del sector, aseguramiento de artes de pesca, estabilidad en el suministro de alimento animal, incrementos salariales, cultivos intensivos y el mejoramiento genético de las especies, que proviene de fondos estatales, la cooperación internacional e inversión extranjera.

“En 2015, nuestra unidad empresarial produjo 465 toneladas de pescado, de las cuales 200 toneladas fueron de tilapias. Y en lo que va de 2016 ya hemos capturado 391 toneladas, 248 de ellas de tilapias”, detalló Rodríguez sobre los resultados de la piscifactoría, que cuenta con 132 trabajadores, 17 de ellos mujeres.

Un ejemplar de tilapia Gift, una de las variedades de peces cultivadas en la granja para su cultivo La Juventud, en el municipio de Los Palacios, en la occidental provincia de Pinar del Río, en Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Un ejemplar de tilapia Gift, una de las variedades de peces cultivadas en la granja para su cultivo La Juventud, en el municipio de Los Palacios, en la occidental provincia de Pinar del Río, en Cuba. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

En sus instalaciones, con 46,2 hectáreas de agua que llegan por gravedad de una represa vecina, La Juventud se dedica a la reproducción de los alevines que recibe cada dos años de la estatal Empresa de Desarrollo de Tecnologías Acuícolas (EDTA), la siembra y ceba en embalses, y culmina con las capturas para enviarlas a la industria.

Sus rendimientos comenzaron a despegar en 2011 cuando introdujeron la reversión sexual y las primeras especies mejoradas genéticamente, como parte de un proyecto de transferencia tecnológica de Vietnam. Y desde 2015 reciben el apoyo de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

“El resultado alcanzado con el proyecto FAO es muy superior. De cuatro toneladas por hectárea que antes se obtenían de tilapias, hoy se logran 13,3 toneladas por hectárea”, aseguró Rodríguez.

Detalló que el salario promedio mensual se elevó del equivalente a 13 dólares a algo más de 58 dólares que perciben en la actualidad, más del doble del promedio del sueldo estatal, de unos 23 dólares.

El programa de dos años “Establecimiento e implementación de un programa de mejoramiento genético para peces de agua dulce”, suscrito el año pasado entre el gobierno y la FAO, destina 297.000 dólares a fortalecer las capacidades en genética y reproducción de productores y el personal técnico y científico de todo el país.

“Las acciones principales del proyecto están dirigidas a la EDTA, con capacitaciones e insumos para que desarrollen las familias de alevines”, explicó Loliette Fernández, funcionaria de la FAO en Cuba.

“El objetivo es lograr un programa nacional de mejoramiento genético en peces de agua dulce, que hoy no existe”, indicó a IPS.

No obstante, la iniciativa, que atrae al país a consultores internacionales, se concentra en el cultivo de la tilapia, en particular con la introducción del linaje Gift (sigla en inglés de Tilapia de cultivo mejorada genéticamente), una variedad también usada en piscifactorías de otros países del Sur en desarrollo.

“La tilapia siempre ha estado en la dieta del cubano, pero con la Gift vendemos un pescado vistoso, de muy buena calidad. A partir de nuestros cultivos, la industria hace una variedad de productos, pero la tilapia es la que más gusta”, explicó a IPS la veterinaria Mercedes Domínguez, quien trabaja en la granja.

Desde la orilla, trabajadores alimentan a las tilapias en un estanque del centro piscícola de La Juventud, el más reconocido de Cuba en el cultivo de este pez, de carne muy preciada en el país, por la población local y los turistas. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
Desde la orilla, trabajadores alimentan a las tilapias en un estanque del centro piscícola de La Juventud, el más reconocido de Cuba en el cultivo de este pez, de carne muy preciada en el país, por la población local y los turistas. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS

Garzas blancas sobrevuelan las instalaciones de La Juventud y algunas caminan sobre los bordes de los grandes estanques, canales y piscinas. Las construcciones están todas bien pintadas y ostentan carteles artesanales con las informaciones sobre los procesos desarrollados en cada área.

“Mantenemos las instalaciones acuícolas con las reparaciones menores que podemos hacer, pero todas necesitan obras ingenieras grandes y especializadas para aprovechar más las aguas”, explicó Jorge Triana, director general de Pescario, mientras señalaba las paredes de los estanques de la granja, que sobrepasan las dos décadas de explotación.

El directivo señaló otras dificultades afrontadas por la empresa, que abastece de productos pesqueros a la provincia de 140.252 habitantes. Además de reparaciones, la entidad sufre afectaciones por el envejecido parque de vehículos, problemas para garantizar la refrigeración y la tecnología obsoleta en la industria.[related_articles]

Triana estima que las ofertas de Pescario cubren alrededor de 30 por ciento de la demanda en la provincia. “Aunque depende de si hay otras ofertas cárnicas en los comercios, nuestros productos llegan en la mañana y en la tarde no queda nada en las pescaderías”, describió a IPS.

“La empresa ha logrado estabilizar niveles de captura por encima de las 1.700 toneladas al año, que no tenía antes”, detalló. De ese total, apenas 32 toneladas corresponden a la pesca de plataforma, realizada por pescadores privados que venden sus presas a la empresa estatal.

Añadió que ahora trabajan en los ajustes de todo el sistema para lograr las metas de crecimiento hasta 2030.

“El futuro de Cuba y el mundo está en la acuicultura”, aseguró la productora Margarita Cepero, que desde 2006 dirige una unidad de ceba de peces en jaulas que flotan en la presa Sidra, en la también occidental provincia de Matanzas.

“Cada año hay más restricciones para la pesca marina, con vistas a proteger las especies”, indicó a IPS.

Cuba pescó en exceso durante las décadas de los 60, 70 y 80, en sus 50.000 kilómetros cuadrados de plataforma en las improductivas aguas del Caribe. La isla afronta las consecuencias del agotamiento internacional de los recursos pesqueros y la propia sobreexplotación de sus costas.

Editada por Estrella Gutiérrez

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