Río de Janeiro avanza en dos ruedas

Bicicletas en Río de Janeiro Crédito: Cortesía ITDP
Bicicletas en Río de Janeiro Crédito: Cortesía ITDP

Los ciclistas que circulan por las sendas trazadas para tal fin en el paseo marítimo de la brasileña de Río de Janeiro sobrepasan a los automovilistas, atascados en largos embotellamientos.

Una solución simple, no contaminante y barata que ahora las autoridades cariocas estimulan como una de las salidas al creciente tránsito urbano.

La escena, cada vez más habitual en Río por el crecimiento económico, el crédito fácil y la venta estimulada de automóviles, reveló nuevos problemas.

«Vendí mi auto porque tenía problemas para estacionar, los estacionamientos eran caros, no aguantaba más el tránsito…, me estresé», cuenta a IPS la profesora de educación física Teresa Moreira, que ahora va en bicicleta al trabajo.

«Cuando conducía estaba estresada y era maleducada. Ahora con la bicicleta, no», festeja la ciclista que diariamente viaja por la avenida costera, entre los barrios de Leme y Leblón, en la zona sur de la ciudad.
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Los nudos de tránsito se producen en cualquier parte de la urbe y sin hora marcada. Empeoran con cada hecho imprevisible: un accidente, la visita de un presidente o de una estrella de rock, un gran evento internacional, o simplemente un día de compras de Navidad.

«Si al inicio el foco era la implementación de ciclovías para esparcimiento, hoy buscamos de manera prioritaria fomentar el uso de la bicicleta como modo de transporte para medias y cortas distancias y alimentar el sistema de transportes masivos», explica a IPS la gerenta del programa Río Capital de la Bicicleta de la Secretaría de Medio Ambiente de la alcaldía, Maria Lúcia Navarro.

Río es la segunda ciudad más poblada de Brasil después de la sureña São Paulo, con 11,8 millones de habitantes incluyendo su área metropolitana.

A finales de la década de 1980 comenzaron a implantarse vías especiales que cubren hoy casi 300 kilómetros entre ciclopistas, sendas especiales marcadas en las calles y sendas compartidas con peatones en las veredas. Ese avance puso a la ciudad en el primer lugar nacional en kilómetros tendidos, y en el segundo de América del Sur después de Bogotá.

La bicicleta no emite gases contaminantes ni que recalientan la atmósfera, asegura rapidez en los recorridos, tiene bajo costo y beneficia la salud «porque pedalear es un ejercicio aeróbico», enumera Navarro.

Si la red de ciclovías se integra a un transporte público de calidad, «su eficiencia se extiende a toda la ciudad», agrega a IPS el director presidente de Transporte Activo, Zé Lobo, una organización no gubernamental que promueve formas alternativas de locomoción.

El interés de la alcaldía se percibió en el nombramiento de Carlos Roberto de Figueiredo Osório, exsecretario de Conservación, al frente de la secretaría de Transporte, según Clarisse Cunha Linke, vicedirectora de la oficina brasileña del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés).

Por eso espera más políticas de incentivo a las dos ruedas.

Navarro asegura que se avanzará en relación a los últimos 20 años. Hoy, cerca de cuatro por ciento de los traslados de corta y media distancia – aproximadamente un millón de viajes diarios– se hacen en bicicleta. Sus usuarios ya superan a los del tren y los barcos.

El plan municipal 2009-2012 definió la importancia de la movilidad urbana sustentable y, en ese marco, la conservación y ampliación del sistema cicloviario, integrándolo a los demás, la implantación de guarderías y de alquiler de bicicletas en varios puntos.

Para el período 2013-2016 se prevé construir 150 kilómetros de ciclovías, además de bicicletarios (estacionamientos) con el fin de llegar a 2016, año de los Juegos Olímpicos en esta ciudad, con una red de 450 kilómetros.

La red de ciclovías «está todavía muy desconectada del sistema de transportes», dice Linke a IPS.

«Habrá que pensar cómo se integra a los medios masivos, el metro, el tren, las vías rápidas de ómnibus, los puntos de servicio, los bicicletarios», describe. «Hay que comenzar a pensar la bicicleta no solo como esparcimiento sino como medio de transporte».

Para alcanzar esa meta, Navarro se refiere a planes de implantar autobuses de tránsito rápido (BRT por sus siglas en inglés) con bicicletarios en sus estaciones y con espacio en los ómnibus para las bicicletas. Se contempla expandir esos vehículos a zonas de alta densidad demográfica como el oeste carioca.

El ITDP colabora con el gobierno en asesoramiento técnico, y estudia con otras organizaciones un sistema de bicicletas vinculado al centro de la ciudad.

«Los establecimientos de comercio, por ejemplo, no ven todavía la bicicleta como algo que puede ayudarlos a llevar más gente. Es importante que la iniciativa privada comience a participar más», sostiene Linke.

La especialista opina también que hay distribuir mejor las ciclovías en el entramado urbano, pues la mayor parte se concentran en la franja costera. «Si uno comienza su viaje con bicicleta y lo termina con la bicicleta, se conseguirá mejorar el sistema», sintetiza.

Moreira aprueba medidas ya implementadas, como poder llevar la bicicleta en el metro los fines de semana. Pero «durante la semana el metro ya está lleno. Imagine si todo el mundo decide poner además bicicletas en los vagones».

El sector privado participa con 600 bicicletas compartidas que se alquilan principalmente en las zonas turísticas. Para Linke, este sistema debería estimularse más.

El nuevo plan de transporte contempla un proceso de licitación para instalar 200 estaciones y 2.000 bicicletas en zonas menos privilegiadas y más aisladas.

También se necesita ampliar los lugares de estacionamientos.

«Se debería atender más la calidad total de la infraestructura y no solamente su extensión», apunta Lobo.

Solange Medeiros, estudiante de derecho que usa su bicicleta como deporte, cree importante inculcar respeto entre ciclistas y peatones.

«A veces los peatones caminan donde no deben en las ciclovías y eso causa problemas y peligro de accidentes», dice a IPS.

Moreira propone que las autoridades promuevan campañas de tránsito, inclusive para conductores de bicicletas eléctricas que «circulan a 40 kilómetros por hora, por encima de lo permitido, y atropellan ancianos», criticó.

Como en todo, resume, y para evitar el estrés del que huyó vendiendo su automóvil, «lo importante es el respeto».

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