FRANCIA: Ambientalistas piden a Hollande gobierno más verde

Mientras el presidente electo de Francia, Francois Hollande, se dispone a formar un nuevo gobierno, ambientalistas piden la designación de un ministro de Ecología con verdadero poder para cumplir la promesa de reducir el uso de energía nuclear y recortar las emisiones de carbono.

Paneles solares en una estación expendedora de combustible, ejemplo de la mezcla energética de Francia. Crédito: A.D.McKenzie/IPS
Paneles solares en una estación expendedora de combustible, ejemplo de la mezcla energética de Francia. Crédito: A.D.McKenzie/IPS
"Queremos un ministro fuerte, uno que tenga a la energía dentro de su cartera", dijo Marc Mossalgue, portavoz de la Red de Acción por el Clima – Francia, que reúne a organizaciones no gubernamentales (ONG) preocupadas por el cambio climático y dedicadas a la protección ambiental.

Mossalgue dijo a IPS que las ONG querían ver un "claro mandato" de Hollande para que su ministro de Ecología no fuera eclipsado por sus pares de Industria y Economía.

"Los desafíos exigen que el futuro ministro también sea capaz de manejar en forma efectiva temas relacionados con vivienda, transporte y energía", agregó Mossalgue en la víspera de la asunción de Hollande.

La anterior ministra de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet, tenía limitada autoridad en la administración del saliente presidente Nicolas Sarkozy, a quien Hollande derrotó en las elecciones celebradas el 6 de este mes.
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Las decisiones sobre temas de energía quedaban dentro del ámbito del Ministerio de Industria, según observadores políticos.

"Kosciusko-Morizet nunca pudo hacer valer sus convicciones. Se puso del lado equivocado, y eso fue demasiado malo para ella", opinó Joël Vormus, administrador de proyectos de energía y ambiente del Comité de Liaison Energies Renouvelables, red no gubernamental de más de 200 profesionales en toda Francia.

"La primera promesa que queremos que mantenga Hollande es la de realizar un debate público sobre las futuras políticas energéticas de Francia", dijo a IPS. "Nunca fue tema de debate, y todas las ONG están esperando eso", añadió.

El socialista Hollande anunció que cerrará la central atómica de Fessenheim, la más antigua del país, con 35 años, ubicada en el noreste y conformada por dos reactores. Pero esa promesa no se concretará sino hasta el fin de su mandato, en 2017.

También propuso reducir la cantidad de electricidad generada por fuentes nucleares, que pasaría de 75 a 50 por ciento del total para 2030. Esto significaría cerrar la mitad de los 58 reactores que hay en este país.

Asimismo, Hollande dijo que quería recortar las emisiones de dióxido carbono hasta en 30 por ciento para 2020 respecto de los niveles de 1990, superando así la meta de la Unión Europea, de 20 por ciento.

"Es un objetivo ambicioso, pero realista", dijo Vormus a IPS.

Sin embargo, otros expertos de energía no esperan que Hollande concrete muchas transformaciones en el corto plazo, considerando el alto costo que implicaría un cambio hacia las energías renovables y el impacto que tendría en las facturas de electricidad para los consumidores, sobre todo en medio de la actual crisis económica.

"No esperamos ver muchos cambios en los próximos cinco años", afirmó Roy Cameron, jefe de la división de desarrollo nuclear en la Agencia de Energía Nuclear de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El sector atómico "seguirá siendo un contribuyente significativo en la mezcla energética" de Francia, indicó a IPS.

Países como este "deben determinar cuánta capacidad tienen de afrontar los mayores costos de un cambio a las energías renovables, y si están dispuestos a imponer aumentos en los precios de la electricidad, como está ocurriendo en Alemania, por ejemplo", señaló.

La Unión Francesa de Electricidad divulgó un informe en noviembre señalando que, si se reduce el uso de energía atómica 50 por ciento, se necesitarán 60.000 millones de euros extra en inversiones para cubrir la demanda proyectada de energía eléctrica, mientras que se incrementarán 30 por ciento las emisiones de carbono.

Además, el precio de la electricidad se disparará 50 por ciento, alertó.

No obstante, las ONG prefieren los costos monetarios a las "graves e irreversibles consecuencias para el hombre y el ambiente" que podría tener un accidente en una planta nuclear, para usar las palabras de Kosciusko-Morizet tras el desastre en la central japonesa de Fukushima el año pasado.

"Obviamente se puede usar ese argumento, pero el accidente que más personas ha matado en el mundo fue el colapso de una represa, y no el de una planta nuclear", dijo Cameron, en referencia a la explosión en 1975 de un dique en China.

En esa tragedia perecieron 30.000 personas, y miles más fallecieron luego por epidemias derivadas de la catástrofe.

"Bajo cualquier término comparativo…los impactos en la salud son siempre muchos más bajos en el sector nuclear que en otras tecnologías", aseguró. Incluso "contando los costos reales de reubicación y la pérdidas de ingresos en caso de un accidente".

Cameron señaló que los estudios de la OCDE habían demostrado que los gobiernos y los clientes estaban más preocupados por la "seguridad del suministro" de energía.

"Los ciudadanos no están felices si encienden la luz y esta no aparece, o si abren la ducha y el agua sale fría", dijo a IPS.

"La seguridad del suministro es por lo general el tema que, en nuestros estudios, hemos visto que motiva más a los gobiernos. La política sobre cambio climático es algo secundario", indicó.

Añadió que el nuevo gobierno francés deberá evaluar si puede "asumir una meta sobre cambio climático sin afectar la seguridad del suministro y a la vez garantizando asequibilidad".

Aun cuando sea clausurada la planta de Fessenheim, el mandatario electo ya aceptó la finalización de un controvertido tercer reactor en la planta de Flamanville, en el noroeste del país, y no ha expresado aún su opinión sobre la construcción de otro reactor en Penly.

El Flamanville 3 EPR (siglas en inglés de Reactor Presurizado Europeo) generará incluso más energía que Fessenheim, lo cual significa que Francia de todas formas mantendrá su capacidad atómica, indicaron analistas.

"El número de reactores seguirá siendo el mismo por ahora", dijo Pierre Terzian, editor del boletín internacional sobre energía Petrostrategies.

"Pero definitivamente Hollande invertirá más en energías renovables, probablemente estimulando la eficiencia energética y no autorizando la construcción de nuevas plantas nucleares", agregó.

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