BRASIL: Derrame de crudo activa alarmas en explotación submarina

La mancha de crudo se observa en las aguas del litoral norte del estado de Río de Janeiro Crédito: Agência Brasil 3.0 Brasil (CC BY 3.0)
La mancha de crudo se observa en las aguas del litoral norte del estado de Río de Janeiro Crédito: Agência Brasil 3.0 Brasil (CC BY 3.0)

Casi un mes después de comenzar el derrame petrolero, las autoridades de Brasil todavía no pudieron determinar las causas, el volumen, la extensión de la mancha ni los daños al ecosistema provocados por la falla en una de las plataformas de la firma estadounidense Chevron en el océano Atlántico.

Entre contradicciones y falta de información, se actualizó el temor sobre los riesgos ambientales que conlleva explotar los millonarios yacimientos de hidrocarburos encontrados en la llamada capa presal.

La mayor advertencia salió sin querer de la misma boca de quien está más interesada en defenderse, la propia empresa Chevron, que opera el pozo en problemas, ubicado a unos 1.200 metros de profundidad en el Campo de Frade, en la Cuenca de Campos, 370 kilómetros mar adentro frente a la costa de Río de Janeiro.

"Estamos lidiando con la Madre Naturaleza y ella es complicada", dijo a la prensa el presidente de Chevron para África y América Latina, Ali Moshiri, para justificar el accidente, según la estatal Agencia de Noticias Brasil.

Pero Leandra Gonçalves, de la campaña Clima y Energía de la organización ambientalista Greenpeace, señaló que "los hechos fueron contradictorios y las informaciones confusas desde que se conoció el accidente". "La empresa estadounidense y el gobierno brasileño lidiaron con la situación con mucha falta de transparencia", cuestionó ante IPS.
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"Es imposible afirmar" que el derrame ya fue contenido, como sostiene Chrevron, añadió.

"Además, la cantidad de petróleo que se derramó, aunque haya sido contenido ahora, todavía sigue esparciendo toxicidad por el mar. El petróleo del Campo de Frade es pesado, lo cual propicia la dispersión", explicó.

Según el gobierno de Dilma Rousseff, la "complejidad geológica" del yacimiento submarino puede haber contribuido al accidente, aunque la compañía operaría en Brasil con "uno de los mejores índices de seguridad" en comparación con todas sus actividades en el mundo, según funcionarios.

Miedo a la profundidad

La pregunta inevitable es qué ocurriría en situaciones menos seguras. Y sobre todo, cuánto más "complicada" será la "Madre Naturaleza" cuando se trate de extraer el petróleo que se esconde a siete kilómetros de profundidad, debajo de las capas de sal del lecho submarino.

Esos yacimientos son considerados una "nueva frontera" de explotación de petróleo, por lo tanto con mayores desafíos y riesgos tecnológicos.

Se trata de un reservorio de petróleo y gas ubicado en láminas de agua de 1.000 a 2.000 metros y de 4.000 a 6.000 metros debajo del lecho marino, incluida una camada de sal que va de 200 a 2000 metros, en una extensa área frente a las costas brasileñas entre los sureños estados de Santa Catarina y Espíritu Santo.

Tras el hallazgo y posterior investigación sobre estos yacimientos, las reservas brasileñas comprobadas de hidrocarburos saltaron de 14.000 millones de barriles a 33.000 millones de barriles, a las que se deben sumar entre 50.000 y 100.000 millones de barriles posibles y probables.

El accidente de la plataforma de Chevron "fue un alerta rojo" respecto de los trabajos futuros en los yacimientos presal, advirtió ante la prensa internacional el secretario de Medio Ambiente del Estado de Río de Janeiro, Carlos Minc.

"Tendremos que prevenir más, estudiar más, ser mas rigurosos y combatir la impunidad ambiental", apuntó.

El derrame de crudo comenzó el 7 de noviembre por causas todavía no bien explicadas. Chevron indicó que mientras se perforaba un pozo se produjo una presión inesperada de petróleo, que provocó el derrame y su infiltración en fisuras de la roca marina.

Pero la Policía Federal sospecha que podría estar extrayendo crudo mas allá de la profundidad permitida.

Tampoco hay claridad sobre el volumen del derrame. La misma empresa aseguró en un principio que se habrían perdido entre 400 y 650 barriles, pero posteriormente la proyección trepó hasta los 2.400 barriles.

También hay diferencias respecto de la extensión de la mancha. La Agencia Nacional de Petróleo (ANP) da cuenta de 163 kilómetros cuadrados, mientras que la cifra se eleva 10 veces si se toman las proyecciones hechas en base de imágenes satelitales por del geógrafo John Amos, director del portal Sky Truth.

Cruce con Chevron

La ANP decidió suspender las actividades de perforación de Chevron en el Campo de Frade hasta que se identifiquen las causas y los responsables del derrame, además de calificar de "negligente" el comportamiento de la compañía en Brasil. En ese marco, las autoridades rechazaron un pedido de perforación en un yacimiento presal, también en el Campo de Frade.

El Ministerio Público y la Policía Federal estudian el accidente, tanto en lo que tiene que ver con sus causas como en los impactos ambientales que acarree. Los responsables del desastre podrían ser castigados hasta con pena de cárcel, además de aumentarse la multa inicial de 28 millones de dólares.

"Este accidente es un alerta, no solo para la extracción actual sino para las que se harán en los yacimientos presal", señaló a IPS el biólogo Mario Moscatelli.

"Si las empresas no están preparadas para la explotación, especialmente del presal, el poder público tampoco está preparado para fiscalizarlas y exigirles la competitividad que establece la ley", advirtió.

"Estamos en un vuelo a ciegas, y a este accidente le pueden seguir otros", alertó.

Alrededor de 90 por ciento de las extracciones petroleras de Brasil se realizan mar adentro. En ese marco, la firma estatal Petrobras, que comparte 30 por ciento la explotación con Chevron del Campo de Frade, se ha convertido en una referencia en el desarrollo de tecnología en aguas profundas.

"Es fundamental que las empresas sean obligadas a capacitarse técnicamente, al igual que el poder público, y no llegar al área del desastre después que ocurrió", añadió Moscatelli.

Mientras, Minc defendió la postura gubernamental. "No veo que este accidente signifique que Brasil no deba explotar petróleo", dijo.

"Lo que creo es que este accidente, de la manera en que ocurrió en aguas profundas, debe ser una señal de alerta para tomar medidas más duras, prevenir más, y penalizar ejemplarmente al que contamina y oculta información", aclaró.

Después del accidente del Golfo de México, que en 2010 causó el derrame de cuatro millones de barriles de crudo, el gobierno brasileño y la ANP habían anunciado un gran despliegue de medidas para reforzar la seguridad de la explotación en alta mar, especialmente en las perforaciones.

Pero ahora la misma ANP es blanco de investigación por parte del Ministerio Público, para determinar las fallas en la fiscalización.

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