ZIMBABWE: Sueño del automóvil propio por hacerse trizas

Para el zimbabuense Mathew Marufu su automóvil japonés de segunda mano es una «respuesta de Dios» por su hijo discapacitado. El anuncio del gobierno de que prohibirá su importación es un golpe para los más pobres, la mayoría en este país de África austral.

Automóviles japoneses de segunda mano en Zimbabwe. Crédito: Tariro Madzongwe/IPS
Automóviles japoneses de segunda mano en Zimbabwe. Crédito: Tariro Madzongwe/IPS
Tenemos "que atravesar la ciudad para ir a la escuela especial. Antes era una pesadilla llevarlo", recordó. "En Zimbabwe el transporte público no es confiable ni está adaptado para el traslado de personas discapacitadas", añadió. El automóvil de segunda mano, que costó 3.000 dólares, cambió la vida de la familia. "Ahora mi hijo puede ir a la escuela cómodo y no perder clases", señaló Marufu.

En los últimos años, gracias a la importación de vehículos baratos de segunda mano de Japón no sólo las personas con dinero pueden comprar vehículos. En Zimbabwe, el desempleo afecta a 90 por ciento de la población económicamente activa.

Pero el gobierno anunció que prohibiría la importación por los grandes volúmenes de dióxido de carbono que emiten esos automóviles y la gran cantidad de accidentes. La noticia enojó a la población. La prohibición afectará a los vehículos de más de cinco años y a los que superen un límite de emisión de dióxido de carbono que el Ministerio de Ambiente va a fijar, dijo el secretario de la cartera, Francis Nhema a IPS.

Zimbabwe se ha convertido en un vertedero de automóviles de segunda mano que tienen por lo menos 10 años, lo que perjudica el ambiente, apuntó. Japón, que tiene leyes muy estrictas en materia de emisión de dióxido de carbono, creó una masiva industria de vehículos de segunda mano y los exporta a países del Sur en desarrollo, como Zimbabwe, según la secretaría. "Muchos de los automóviles están prohibidos en Japón mientras Zimbabwe se convierte en un vertedero. Es nuestro deber oponernos a ese tipo de explotación. Tenemos la responsabilidad de salvar vidas y proteger nuestro ambiente", indicó Nhema.
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No existen cifras oficiales que respalden el argumento de que los automóviles se segunda mano participan en numerosos accidentes. El portavoz de la policía, el superintendente Andrew Phiri, no pudo ofrecer a IPS estadísticas al respecto. Un automóvil nuevo en Zimbabwe puede costar entre 15.000 y 50.000 dólares, según el vehículo, un montó que casi nadie puede pagar en este país. Un funcionario público gana en promedio unos 200 dólares al mes.

En cambio, los automóviles japoneses de segunda mano cuestan alrededor de 900 dólares y otros 1.000 por concepto de envío y gastos de importación directa de Japón. Si se compra a un intermediario en Zimbabwe, el precio puede ascender a unos 4.000 dólares, o más.

Es una oportunidad para que miles de zimbabuenses, como el director de escuela George Tigere, tuvieran un automóvil. Tigere compró el suyo hace dos años. La medida del gobierno equivale a darse un tiro en el pie. "¿Por qué quieren prohibirlos cuando son una posibilidad para que los pobres tengan su automóvil propio?", preguntó. "Hace unos nueve años era un privilegio sólo reservado a los ricos. Pero ahora un director de escuela como yo, que gana unos 350 dólares al mes, que pudo ahorrar un año y pedir un préstamo al banco, puede comprarse un Toyota Vitz", añadió.

"Me cambió la vida, mejoró, impongo más respeto. Era muy humillante tener que hacer cola con mis estudiantes para tomarme el autobús", relató. Se importan por lo menos 400 automóviles de segunda mano al día, según estadísticas de la Autoridad Impositiva de Zimbabwe. El organismo percibe unos 200.000 dólares por semana, una cantidad importante para un país con problemas económicos. La necesidad de efectivo es una de las razones por las que el gobierno postergó cuatro meses la implementación de la prohibición, hasta el 31 de octubre.

El gobierno debe hacer más consulta a los actores involucrados, remarcó Nicholas Goche, ministro de Transporte, Comunicación y Desarrollo de Infraestructura. Pero no dijo por qué no lo había hecho antes de anunciar que a partir del 31 de junio estaba prohibida la importación de automóviles japoneses de segunda mano.

"Quiero que todos los involucrados estén tranquilos de que no se prohibirá la importación de vehículos con menos de cinco años hasta que haya terminado el proceso de consultas", declaró Goche. Automóviles de la marca Toyota son los más importados, indicó una fuente de la Autoridad Impositiva de Zimbabwe que pidió reserva de su identidad.

"No entendemos por qué el ministro de Ambiente quiere prohibir esos vehículos que hicieron realidad los sueños de muchos zimbabuenses. Siempre protesta por las consecuencias para el ambiente y se olvida de los efectos positivos para el país", añadió.

"Desde que comenzó la importación masiva de automóviles japoneses, el negocio está en auge", señaló un empleado de una estación expendedora de combustible de la avenida Samora Machel, en el distrito financiero de Harare.

"La abundancia de vehículos hizo que abrieran más estaciones expendedoras, pero la demanda sigue siendo alta. Vendemos 5.000 litros de gasolina al día desde que es el combustible más usado", indicó.

"Cuando la situación económica estuvo difícil vendíamos menos de 1.000 litros de combustible al día porque, sencillamente, no había automóviles", añadió.

Para Catherine Jaravaza, de 28 años, su automóvil de segunda mano le dio total libertad.

"Antes ni soñaba con tener un automóvil, pero ahorré durante un año y me compré uno", señaló.

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