YEMEN: Niños arrastrados al corazón del alzamiento

Los niños corren cada vez más riesgos en la vanguardia de las manifestaciones contra el gobierno de Yemen. Sus padres los llevan consigo en la convicción de que también deben sacrificarse en la lucha contra el presidente Ali Abdulah Saleh.

Niños en una manifestación en la Plaza del Cambio, Sana’a Crédito: Yazeed Kamaldien/IPS
Niños en una manifestación en la Plaza del Cambio, Sana’a Crédito: Yazeed Kamaldien/IPS
En la Plaza del Cambio, como se ha dado en llamar el principal escenario de protestas y sentadas en Sana’a, niños pequeños vagan libremente con escasa vigilancia de los adultos. Un muchacho de 12 años, acompañado de otros dos, dijo sentirse seguro. "Nos hace felices venir", sostuvo. Los tres dijeron estar aquí desde mediados de febrero con sus padres y hermanos.

Los niños adoptaron los lemas de las manifestaciones con enorme entusiasmo, alzando los puños y cantando: "El pueblo quiere otro gobierno". Como los adultos que pernoctan en cientos de tiendas de campaña en la plaza, estos menores mascan hojas de qat, una planta con propiedades estimulantes.

Pero ninguno logró entender los riesgos que corrían. Las bajas infantiles en los choques entre sectores contrarios y favorables al gobierno se cuentan ya por cientos en Yemen.

La oficina local de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y una de sus organizaciones no gubernamentales asociadas, Seyaj, informaron este mes que 662 niños y niñas habían sufrido distintos daños por esta causa entre el 18 de febrero y el 8 de abril.
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Veinticuatro murieron, y 31 resultaron heridos con proyectiles letales. Otros "47 sufrieron heridas por violencia física directa, y 552 padecieron lesiones causadas por gases lacrimógenos. Ocho niños fueron arrestados o apresados ilegalmente", según el reporte de Seyaj.

Unicef reclamó al gobierno que "respete la Convención sobre los Derechos del Niño, los derechos humanos y el derecho humanitario internacional, sin importar si está o no vigente el estado de emergencia". El parlamento aprobó normas de excepción a fines de marzo, y la presencia militar se incrementó en las calles.

Casi siempre los niños están acompañados por sus padres en la Plaza del Cambio, pero cada vez son más comunes los mensajes y alertas de menores perdidos o de hijos que no encuentran a sus progenitores.

Alia Saleh tiene cinco hijos, tres varones y dos niñas de entre dos y 12 años. Ella los trae todos los días a la sentada.

"Los soldados del presidente mataron a mi esposo en la provincia de Marib (en el centro del país) y por eso estoy aquí", dijo Saleh a IPS. "No puedo dejarlos en casa. No puedo ir a ningún lado sin mis hijos. Debo venir con ellos, quiero que sean como su padre".

Abdul-Karim al-Sanfani es otro padre que trae a su progenie a la manifestación. Ha asistido a la Plaza del Cambio con su esposa y sus dos hijos e hija, los tres menores de 10 años.

"No puedo venir solo. Traigo a mi familia. Los hijos nos dicen que no quieren ir a jugar al parque, quieren venir a protestar. Los niños pueden venir cuando quieran", indicó Al-Sanfani.

"Tenemos a mucha gente joven aquí. Eso muestra que no tememos a nadie. Queremos enviar al mundo el mensaje de que no tenemos miedo a los asesinos. Traemos a nuestras familias. Puedo incluso dejar a mis hijos aquí e irme, que estarán seguros. Nos sentimos seguros y no podemos abandonar la manifestación".

Hamadi, otro padre presente en la plaza, apuntó que "para proteger a los niños tenemos al ejército", en referencia al general Ali Muhsin al-Ahmar y a las tropas de la Primera Brigada de Blindados, que se unieron a la disidencia a fines de marzo, en medio de una ola de defecciones del régimen.

Pero Hamidi reconoció que la situación no siempre es segura para los niños y adolescentes. "Algunos vienen por su cuenta y sin permiso de los organizadores. Deberían estar aquí con sus padres. Es responsabilidad de éstos que los hijos estén protegidos".

La manifestante Fatima al-Bakri apuntó que las protestas son peligrosas para los niños. "Deberían permanecer fuera de esto. Si tuviera hijos no los traería", Ni los padres ni el personal de seguridad se están haciendo cargo del problema, añadió.

"No creo que un padre quiera que su hijo muera. Pero sienten de sí mismos que no son mejores que otros padres que murieron protestando. Por eso están listos para sacrificar su bien más precioso, sus hijos, en aras de la libertad", especuló.

Es muy fácil para un menor ingresar a la Plaza del Cambio sin que un adulto lo vigile. Los puestos de control sólo funcionan para impedir el paso de gente armada.

Los militares desertores también controlan a los manifestantes. Pero su objetivo no es proteger a los niños, y no se confía completamente en ellos, sobre todo después de varias denuncias de acoso contra mujeres.

La organización Human Rights Watch (HRW) acusó al general Al-Ahmar de reclutar niños soldados para proteger a los manifestantes. En un comunicado publicado a mediados de este mes, la organización sostuvo haber "hallado decenas de efectivos armados que parecían menores de 18 años".

HRW dijo que había "entrevistado a 20 soldados en Sana’a que decían tener 14, 15 y 16 años y estar prestando servicio desde hacía uno o dos años (…) Los opositores al presidente Saleh no deberían perpetuar el empleo de menores para brindar seguridad en el lugar de las manifestaciones".

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