El agua como regalo divino

«Muchos todavía creen que el agua es un regalo de Dios». La frase de un científico guatemalteco ilustra el abandono de los recursos hídricos de América Central y su impacto en la agricultura.

El maíz es la base de la alimentación en el Corredor Seco guatemalteco, afectado por sequías e inundaciones. Crédito: Danilo Valladares/IPS
El maíz es la base de la alimentación en el Corredor Seco guatemalteco, afectado por sequías e inundaciones. Crédito: Danilo Valladares/IPS
Como obsequio divino, "no hay que pagar por ella", dijo a Tierramérica el doctor en ciencias ambientales Edwin Castellanos, colaborador del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (conocido por sus siglas en inglés IPCC).

Castellanos cree que "debe pagarse no solo por un servicio adecuado, sino por limpiar el agua que ensuciamos y que finalmente llega a ríos y lagos perpetuando un círculo de contaminación y muerte por enfermedades diarreicas".

Pero manejar bien el agua requiere normas y educación. Guatemala y El Salvador, por ejemplo, carecen de legislación en la materia.

"No tenemos leyes que regulen el uso adecuado del agua por falta de voluntad política y presión de grupos externos que se benefician de este vacío legal, especialmente industriales y agroindustriales", acusó Castellanos, codirector del Centro de Estudios Ambientales de la Universidad del Valle de Guatemala.
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Un buen manejo es también "almacenar en reservorios pequeños a nivel familiar o comunitario, y en represas, así como el desarrollo de infraestructura para transportarla a donde es más escasa", agregó.

América Central, una de las zonas más vulnerables del mundo, ya siente en el agua y en la agricultura los embates del cambio climático.

En otros países de la subregión se ha legislado y "se han ratificado acuerdos, pero de allí a tomar acciones definitivas hay un enorme trecho", dijo a Tierramérica el costarricense Edgar Gutiérrez Espeleta, asesor del IPCC.

El recalentamiento planetario y el manejo del agua y la agricultura "no son prioridad" para una región absorta en "las exportaciones y el turismo a toda costa", opinó Gutiérrez-Espeleta, doctor en ciencias forestales y especializado en estadística.

"El agua se ha administrado como un bien inagotable", coincidió con Castellanos.

En el istmo, cada persona dispone en teoría de más de 3.000 metros cúbicos de agua por año, mientras en el norte de África y Medio Oriente la disponibilidad hídrica es de 200 o 300 metros cúbicos, según la Alianza por el Agua, una red de instituciones públicas y privadas de América Central y España.

Pero solo 42 por ciento de la población rural y 87 por ciento de la urbana tienen acceso a agua potable en América Central. Y el suministro empeoró por el cambio climático.

"Se sabe que el calentamiento global traerá más sequía para la vertiente del (océano) Pacífico y más lluvia para el (mar) Caribe… Es hora de empezar a administrar el agua disponible con un enfoque de cuenca hidrográfica y con la participación de todos", planteó el experto.

Las devastadoras tormentas Mitch (1998), Stan (2005) y Agatha (2010), y la sequía de 2009, cuya intensidad fue atribuida al cambio climático, dejaron daños multimillonarios a la agricultura de la región y miles de damnificados, principalmente en Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

Las pérdidas del sector agropecuario por los principales desastres ambientales entre 1972 y 2007 suman "casi 11.000 millones de dólares, equivalentes a 5,7 por ciento del PIB (producto interno bruto) centroamericano en 2007", señala el informe Istmo Centroamericano: Efectos del cambio climático sobre la agricultura – 2009, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La agricultura y la ganadería son motores de la economía regional. "Si se incluye la agroindustria, representan 18 por ciento del PIB total. Además, son los principales abastecedores de alimentos", dice el estudio.

Para la consultora salvadoreña Yvette Aguilar, las estrategias para proteger el agua deben enmarcarse en el ordenamiento de los territorios, lo que implica mejorar la agricultura.

El agro emplea 70 por ciento de toda el agua extraída para consumo humano en el mundo, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). "Es ineludible tomar medidas para aumentar la capacidad de adaptación de las familias rurales y urbanas pobres", con agricultura sostenible y defensa del "derecho a la tierra", añadió Aguilar.

La sequía provocada el año pasado por El Niño/Oscilación del Sur, un fenómeno que altera las corrientes y temperaturas marinas en la zona intertropical del Pacífico, terminó en la muerte por desnutrición de 54 niñas y niños y de varios cientos de adultos del Corredor Seco, en el centro y este de Guatemala, cuyos habitantes dependen de la agricultura de subsistencia.

Este año, fueron las inundaciones las que arruinaron los cultivos.

Los agricultores de subsistencia son uno de los tres tipos de productores cuyo manejo sostenible debe diferenciarse; están además los excedentarios y los grandes, dijo a Tierramérica Ottoniel Monterroso, del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente de la jesuita Universidad Rafael Landívar de Guatemala.

Los primeros, que cultivan maíz, frijol y hortalizas, "deben adaptarse al cambio climático y aumentar sus ingresos" combinando "la siembra de granos u hortalizas con árboles y agricultura ecológica", dijo.

Así aumenta la humedad, se emplean menos insumos y se mejoran los rendimientos, explicó.

Los cultivos excedentarios, con destino sobre todo comercial, requieren un tratamiento similar. "Y los grandes productores deben utilizar la agricultura de precisión, basada en tecnología, para racionalizar el agua y los agroquímicos", añadió.

Leonel Jacinto, de la FAO Guatemala, señaló a Tierramérica que en el Corredor Seco se buscan maneras de mejorar la retención de humedad en el suelo, usando rastrojos, agroforestería y abonos orgánicos y promoviendo que la gente diversifique lo que planta.

"El primer paso es generar experiencia con pocas familias y demostrar que funciona", dijo. En este esquema, el papel del Estado vendría después.

* Este artículo fue publicado originalmente el 20 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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