El cólera desnuda la crisis del agua en Haití

Funcionarios haitianos y de la ONU sostienen que cada día mueren menos personas por cólera, señal de que el brote de esta enfermedad se está estabilizando en el centro del país, pero creen que lo peor de la epidemia está por venir.

Niños de la aldea haitiana de Jurve se lavan en el contaminado río Artibonita, origen del brote de cólera. Crédito: UN Photo/Sophia Paris
Niños de la aldea haitiana de Jurve se lavan en el contaminado río Artibonita, origen del brote de cólera. Crédito: UN Photo/Sophia Paris
"Las zonas afectadas van en aumento. Se necesita más capacidad para la implementación y coordinación" de la ayuda en el centro de Haití, según un informe del grupo St. Marc de organizaciones humanitarias.

Ya son más de 200 los muertos por la epidemia de cólera originada en el río Artibonito, que recorre el centro de Haití, y a las fuertes lluvias y consiguientes inundaciones.

Un reporte del canal Al Jazeera en inglés mostró desechos humanos fluyendo de los retretes en una base del contingente nepalés de la fuerza de paz de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) hacia el río en la central localidad de Mirebalais, donde hay unos 50 casos de cólera confirmados.

"La misión se está preparando para un brote de cólera en todo el país", dijo a IPS la portavoz de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Jessica DuPlessis.
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El 27 de este mes, una clínica operada por la organización Samaritan's Purse en Cité Soleil — un tugurio ubicado en el extremo norte de Puerto Príncipe— informó haber tratado a un paciente por "diarrea del agua del arroz" y vómitos.

El médico de la clínica cree que es cólera, según una alerta del Haiti Epidemic Advisory System (Sistema de Consejería Epidémica de Haití), una red independiente.

El paciente no procedía del centro del país, donde se inició la epidemia, a diferencia de los cinco casos de cólera en la capital ya confirmados por las autoridades.

En la capital se están investigando 20 casos, señaló un informe presentado el día 26 por el grupo logístico de la ONU.

Varias organizaciones humanitarias dicen estar promoviendo la higiene y educando a la población capitalina sobre el cólera, que puede propagarse fácilmente a través de agua y alimentos contaminados.

Algunas de esas entidades distribuyeron jabón en campamentos de desplazados, donde 1,3 millones de personas todavía viven desde el devastador terremoto del 12 de enero.

"Algunas de ellas no hacen nada por falta de fondos", según una evaluación interna de las actividades humanitarias realizada.

A Charpon Davidson, de 22 años, los Catholic Relief Services (CRS) le entregaron jabón en el campamento Carradeux, donde viven por lo menos 20.000 personas. "No pueden simplemente darnos jabón como solución. Hay mucha gente que ya tiene la enfermedad", dijo.

"Si no podemos beber agua tratada, entonces nunca tendremos una solución a esta enfermedad", declaró Davidson a IPS.

Otra mujer preguntó a este periodista si el cólera era una enfermedad natural o un veneno procedente del exterior del país.

El campamento se encuentra en la propiedad de CRS, más precisamente en el exterior de su depósito de materiales. Los habitantes del lugar no tienen suministro de agua porque sus tanques de plástico están vacíos, como ocurre en los campamentos de Cité Soleil.

"Ahora nos dicen que nos lavemos las manos antes de comer. La epidemia está presente. CRS dijo que nos ayudaría", señaló Jacques Pierre, líder del comité del campamento.

En agosto, las tres letrinas del campamento estaban llenas de desechos humanos. En ese momento, Pierre declaró a IPS que personal de CRS respondió a su pedido de una serie de retretes que funcionaran con amenazas de echarlos de la propiedad. Pero luego que otra organización humanitaria presionó a CRS, se inició la construcción. Ahora tienen cuatro retretes operativos.

"Empezaron a hacer algunas cosas pequeñas, pero en realidad lo que necesitamos es agua. Eso es lo más importante para nosotros y para los niños con diarrea", dijo Pierre, quien agregó que también se requieren alimentos.

Al consultársele si alguna organización se había acercado al lugar para educarlos sobre el cólera, Pierre respondió que no. "Hemos sido ignorados", dijo.

La publicación The Chronicle of Philanthropy informó en julio que CRS había gastado 30 millones de los 140 millones de dólares recaudados para socorrer a los afectados por el terremoto de Haití.

Unos 21 millones fueron aportados por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), específicamente para brindar servicios de agua y saneamiento en los campamentos de desplazados de Puerto Príncipe.

Un alto miembro de otra organización humanitaria, quien pidió no revelar su identidad, dijo a IPS que CRS no tenía intenciones de instalar sistemas de purificación hídrica en los campamentos hasta el año próximo. "Parece mucho tiempo para alguien que vive en los campamentos", declaró.

El coordinador de agua y saneamiento de CRS confirmó que la entidad no tiene planes de hacerlo en lo inmediato, pero dijo que está distribuyendo agua extra-clorada a algunos campamentos mediante un camión.

Un informe difundido en septiembre por la Iniciativa para Haití de la City University of New York y la Facultad de Etnología de Haití concluyó que 40 por ciento de los campamentos no tienen acceso al agua y que 30 por ciento no cuentan con retretes.

Pero no son sólo los campamentos improvisados de la capital los que necesitan agua con urgencia. La cantidad de la población que carece de acceso a agua potable aumentó siete por ciento entre 1990 y 2005, según un estudio de 2008 realizado por Partners In Health, una organización médica que actualmente responde al brote de cólera en el centro de Haití.

"Combinada con condiciones (de vida) insalubres, la falta de agua es un factor importante en la exacerbación de las crisis sanitarias de Haití", señala el informe.

La Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití aprobó un solo proyecto de agua y saneamiento, diseñado para expandir el suministro público del líquido en Puerto Príncipe. Costará 200 millones de dólares a pagar en cinco años, pero esta vez apenas 57 por ciento está financiado por donantes internacionales.

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