Empresaria india abre una puerta para miles de mujeres

Cuando empezó su negocio de la nada, Shameema Wani nunca pensó que llegaría a tener una empresa de 2.000 trabajadores, la mayoría mujeres, en la capital del disputado estado indio de Jammu y Cachemira.

En 1990, el esposo de Wani tuvo un accidente que le impidió seguir trabajando. Ella decidió que era el momento de recurrir a sus estudios y se lanzó a crear un pequeño negocio. Su difícil situación personal la llevó a ingresar a un rubro masculino sólo para cubrir las necesidades de la familia, compuesta por dos adolescentes de 15 y 18 años. Con el poco dinero que le quedó tras el costoso tratamiento de su marido, Wani, de 40 años, compró un bolsón de "pashmina" en Leh, otrora capital del reino de Ladakh, en el Himalaya, para confeccionar chales. Pashmina es la lana de cachemira, tejido de pelo de cabra, que se emplea para confeccionar los famosos chales que se conocen con el mismo nombre y que son típicos del Himalaya. Lo que hace dos décadas comenzó como una pequeña iniciativa para ganar algo de dinero se convirtió en una gran empresa que funciona en Srinagar y que da trabajo a muchas mujeres de su aldea y de otras partes de India. Rafiqa Akhtar, de 27 años, está contenta de poder trabajar sin descuidar sus tareas domésticas ni a sus dos hijos. "Es una buena oportunidad económica", señaló. Nazir Ahmad Wani está muy orgulloso de su esposa. "De no ser por su valor y por su espíritu emprendedor, hubiéramos tenido que mendigar", aseguró. También está contento de las posibilidades que la empresa da a otras mujeres. Confeccionar pashminas es agotador, señaló Wani. Ella disfruta de su trabajo y está agradecida de que su padre la haya incentivado a estudiar. A diferencia de la mayoría de las mujeres de la aldea de Chursu, el padre de Wani la hizo estudiar, pese a las burlas de vecinos y familiares, quienes sostenían que la educación femenina es contraria al Islam y que, sí de todas formas van a estudiar, deben hacerlo en su casa y evitar concurrir a instituciones mixtas. Wani lamenta no haber terminado sus estudios porque se casó cuando tenía 19 años. Pero todo lo que aprendió le dio la confianza necesaria para montar su negocio.

La empresa creció y ella debió contratar más personal.

"Me pareció que era un buen empleo para las mujeres porque podían trabajar medio horario y seguir ocupándose de las tareas domésticas", señaló. Al poco tiempo comenzaron a pedirle trabajo mujeres de otras aldeas que necesitaban dinero. El salario mensual es de entre 55 y 89 dólares. En este estado es habitual que los desempleados, la mayoría jóvenes graduados, protesten por la falta de oportunidades. "El desempleo afectó a 500.000 personas en diciembre de 2009", señaló el ministro de Trabajo y Empleo, Abdul Gani Maliki. "Gano bastante dinero y estoy feliz de ofrecer a otras mujeres la posibilidad de tener el suyo", señaló Wani, quien tiene más ideas de negocios.

Muchas personas cuestionaron su trabajo.
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"Me decían que una mujer no debe tener un comercio. Pero no les hice caso", dijo Wani a IPS. Hoy su negocio florece. Además, Wani comenzó a vender otros productos como almendras típicas de este estado y cosméticos. Las mujeres prefieren comprar en su comercio que en otros atendidos por hombres, señaló.

A fuerza de voluntad y trabajo, Wani logró su sueño. Para ella no hay motivos por los cuales otras mujeres no puedan hacer lo mismo que ella.

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