COMUNICACIONES: Llamado a reconocer los derechos femeninos

La promoción de los derechos de las mujeres a escala global no debe limitarse a considerar a la población femenina como una categoría discriminada que requiere tutela y protección.

Ministro Franco Frattini Crédito: Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia
Ministro Franco Frattini Crédito: Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia
Se debe valorizar a las mujeres como sujetos activos, vectores insustituibles y eficaces de desarrollo y de paz.

Hay entonces una agenda de emergencia, dictada por fenómenos dramáticamente negativos, pero hay asimismo una agenda positiva, que pone de relieve el papel estructural que las mujeres ya desempeñan en términos sociales, económicos y políticos.

En muchas áreas del mundo ­-por ejemplo en África— las mujeres operan en el centro de los procesos productivos y garantizan las condiciones mínimas de seguridad alimentaria y social, además de brindar perspectivas concretas de desarrollo para sus propias familias y a menudo para comunidades enteras.

Es esta una dimensión que Italia busca estimular desde hace años en el ámbito de sus propias iniciativas de cooperación para el desarrollo mediante la promoción del acceso de las mujeres al trabajo y al empresariado, incluso por medio de programas de microcrédito y de formación profesional.
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Un papel importante es el aporte femenino a la prevención y solución de conflictos y a la búsqueda de una paz duradera, como lo ha reconocido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas cuando adoptó en 2000 la resolución 1.325, que invita a los Estados miembros a asegurar una mayor participación de las mujeres en puestos de toma de decisiones, sobre todo en los mecanismos de prevención y solución de las crisis.

Y es precisamente pensando en la centralidad de las mujeres en tales procesos que se lanzó recientemente por un grupo de asociaciones de solidaridad la propuesta de conferir en 2010 un premio Nobel de la Paz "colectivo" a todas las mujeres africanas, que se organizan y luchan denodadamente por la paz y sostienen la vida incluso en las situaciones más trágicas.

En todo el mundo, las mujeres son cada vez más protagonistas y fuerzas impulsoras, tanto en la vida cotidiana como en la actividad política y social. Asimismo, en los países en desarrollo ellas sostienen una red de actividad de economía informal y desde hace decenios son protagonistas en la creación y en el crecimiento de miles de pequeñas empresas.

Tal valorización del papel y de la potencialidad del género femenino, con las especificidades propias de cada continente, no debe sin embargo hacernos olvidar de todo lo que debe cumplirse aún para tutelar los derechos fundamentales de las mujeres. Ante todo el derecho a no ser objeto de violencia.

La violencia contra las mujeres es una plaga que perturba al mundo en todas las latitudes, en situaciones de guerra y de paz, de riqueza y de pobreza, dentro y fuera de los muros de las casas. Y la resolución 1.325 recuerda asimismo que la población femenina es la más golpeada en los conflictos armados.

También sobre este tema nuestro país es particularmente activo. Desde la presidencia del G-8 (Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo), hemos organizado, innovando con respecto al pasado, una conferencia específicamente dedicada a la violencia contra las mujeres el 9 y 10 de septiembre.

Numerosos proyectos han sido realizados por Italia para contrastar tal fenómeno en múltiples áreas del mundo, sobre todo en los Balcanes y el Mediterráneo, pero también en Afganistán, Mozambique y África occidental.

Entre las numerosas acciones realizadas por nuestro país en tal ámbito destaco la que iniciamos a mediados de los años 80, cuyo punto de partida fue Somalia: la lucha contra la mutilación genital femenina. Además de poner en marcha, junto con agencias de las Naciones Unidas, una campaña internacional de prevención del fenómeno, yo mismo he presidido en septiembre, al margen de la 64 Asamblea General de las Naciones Unidas, un primer encuentro interministerial de los países que han adoptado esta causa.

Asuntos como el de la mutilación genital femenina, en el cual la violencia tiene matrices culturales, nos muestran cuán importante es el papel de los medios de comunicación.

Los medios pueden contribuir a desarrollar una acción capilar de información sobre los riesgos de determinadas prácticas, dirigiéndose a un número de personas que sería inimaginable alcanzar mediante campañas de prevención. Se trata de una gran responsabilidad para los periodistas en cuanto a evitar todo sensacionalismo, a describir los hechos cuidadosamente y a no aplicar estereotipos relacionados con la nacionalidad, la cultura o la religión.

Junto a tal desafío, existe para los medios una oportunidad igualmente importante, la de difundir ejemplos concretos de las contribuciones cotidianas de las mujeres para la construcción de una sociedad mejor a escala global, para una forma de gobierno más humana y más sensible con respecto a la vida de las personas y de la comunidad, haciendo así realidad el lema de "la gente primero".

El seminario internacional a realizarse el 26 de noviembre en Roma, organizado por IPS y patrocinado por el municipio de Roma y por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia, representa una ocasión para reflexionar sobre un tema que particularmente interesa a nuestro país: la estrecha relación entre el Tercer Objetivo del Milenio y la responsabilidad de los medios de comunicación.

Por este motivo, entre las conclusiones de la conferencia del G-8 hemos querido incluir un "llamado" a los medios de comunicación a fin de que desarrollen plenamente su papel central y contribuyan al abandono de estereotipos sociales degradantes, así como que promuevan con inteligencia y continuidad una mejor conciencia del papel de la mujer como protagonista y artífice del progreso de la comunidad.

* Franco Frattini, ministro de Relaciones Exteriores de Italia.

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