CAMBIO CLIMÁTICO: Bosques son mucho más que depósitos de carbono

Los bosques y selvas del mundo son mucho más que instrumentos para almacenar carbono y atemperar el recalentamiento global, advirtieron especialistas y activistas a los gobiernos que negocian un pacto para hacer frente al cambio climático.

Bosque nublado en Costa Rica. Crédito: Germán Miranda/IPS
Bosque nublado en Costa Rica. Crédito: Germán Miranda/IPS
Los bosques albergan dos tercios de la diversidad biológica de la Tierra, brindan servicios vitales de provisión de agua y alimentos y sostienen la identidad cultural y espiritual de 1.600 millones de personas, muchas de ellas de pueblos ancestrales que deben sobrevivir en sus hábitat.

Ésta parece la principal conclusión que dejó el XIII Congreso Forestal Mundial, celebrado entre el 18 y el 23 de este mes en Buenos Aires con la presencia de más de 4.000 personas, entre académicos, empresarios, funcionarios de gobiernos y de organismos multilaterales y dirigentes de un amplio abanico de organizaciones no gubernamentales.

"El XIII Congreso nota con preocupación el impacto del cambio climático en los bosques y fuertemente enfatiza el importante rol que los bosques tienen en la mitigación del cambio climático y la necesidad de la gente y el ecosistema de adaptarse a ese desafío", indica un documento que será presentado en diciembre ante la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en Copenhague.

Celebrado por el gobierno de Argentina con auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el congreso tuvo un eje principal en el vínculo entre bosques y cambio climático del que surgió este documento.
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La cuestión se trató en el Foro de Bosques y Cambio Climático, donde se expusieron estrategias para reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que proceden de la deforestación y degradación de las áreas forestales.

La acumulación de esos gases que llegan a la atmósfera por distintas actividades humanas está recalentando el clima del planeta, según la ciencia.

Como en la fotosíntesis los vegetales absorben carbono, los bosques y selvas constituyen grandes depósitos de este gas, el principal de los de efecto invernadero. La tala de árboles y la reducción de zonas boscosas tienen el efecto contrario.

Según la FAO, unos 13 millones de hectáreas de bosques se talan cada año en el mundo, con efectos en las emisiones de gases, pero también con daños a la biodiversidad y a la vida de millones de personas.

Los bosques no son sólo carbono acumulado, sostuvo Peter Saile, del programa de política internacional de bosques de la gubernamental Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GTZ), exponiendo un concepto que fue recogido en el documento final.

"Es muy importante tener una perspectiva más amplia sobre los servicios ambientales de los bosques y los beneficios complementarios que tiene su preservación para la biodiversidad y la gente que allí vive", explicitó.

Por su parte, Gerhard Dieterle, del programa de inversión forestal del Banco Mundial, indicó que los negociadores de un pacto sobre clima deben "poner el cambio climático dentro de una agenda más amplia de desarrollo sustentable".

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, casi 18 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono provienen de la deforestación y degradación de bosques, una proporción equivalente a lo que contamina el sistema de transporte mundial en su conjunto, o Estados Unidos en particular.

En el Foro también hubo voces que insistieron en la necesidad de un manejo sustentable de los ecosistemas boscosos con apoyo a las comunidades que los habitan.

A fines de septiembre del año pasado, las Naciones Unidas y el gobierno de Noruega presentaron el programa piloto Reducción de Emisiones Provocadas por Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD), que se espera adquiera forma en las negociaciones de Copenhague.

Se trata de que el mundo rico pague a los países en desarrollo por no talar sus bosques, pero cuando quedan menos de dos meses para la cita de Copenhague persisten los debates acerca de la implementación del sistema y de su efectividad. Algunas organizaciones no gubernamentales sospechan que podría beneficiar sólo a gobiernos y a empresas.

En diálogo con Tierramérica, Thais Linhares, directora de la Agencia Forestal de Brasil, explicó que su país estableció el año pasado el Fondo Amazonia en el marco de la iniciativa REDD para que el Estado cobre por las emisiones evitadas a raíz de la menor deforestación en esa vasta región de selva tropical.

"Nuestra expectativa es que en Copenhague avancemos hacia una mayor definición, para que los países podamos captar recursos de mercado" destinados a mitigar el cambio climático a través del freno a la deforestación, dijo. "El Fondo es nuestra gran estrategia nacional REDD y apoyamos otros proyectos" de menor escala, aclaró.

Pero no todos están de acuerdo en que esta iniciativa sirva a la preservación de los bosques. La activista Ana Filippini, del secretariado internacional del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, dijo a Tierramérica que "es difícil estar en contra de la iniciativa REDD en sí misma".

Pero ese mecanismo es empujado por gobiernos y empresas que son los que, en definitiva, tienen la capacidad de mostrar o certificar que se abstendrán de explotar el bosque. "Es difícil que, para cobrar dinero, una comunidad indígena pueda demostrar que no va a destruir el bosque, como pide la REDD", alertó..

"Los que promueven esta iniciativa quieren incluso que los indígenas participen, pero si tienen tanto interés en preservar los bosques y la vida de las comunidades, ¿por qué no lo hicieron hasta ahora?", se preguntó.

Filippini cuestionó además que entre las propuestas de reforestación debatidas en el marco del Congreso Forestal Mundial se incluyeran las plantaciones industriales de monocultivos "que tienen un impacto negativo comprobado en el suelo, en el agua, y en el agravamiento del cambio climático".

"Las plantaciones forestales no son bosques, son masas de árboles de una sola especie", explicó.

Estos son aspectos cruciales en la cuenta regresiva para la cita de Copenhague.

Roberto Acosta, representante de la Secretaría de la Convención sobre Cambio Climático, argumentó que los bosques pueden contribuir a reducir emisiones aumentando la absorción de carbono, lo que permitirá actuar de forma "inmediata" para evitar "impactos catastróficos" del cambio del clima.

Los bosques deben ser monitoreados adecuadamente, admitió, y se deben generar proyectos para fortalecer la capacidad técnica y financiera de los países en desarrollo en materia de preservación, con participación de comunidades locales, punto que consideró "vital" para una estrategia exitosa.

Por su parte, el noruego Trond Gabrielsen, de la Iniciativa Internacional de Clima y Bosques de su país, dijo que reducir los gases provenientes de la deforestación "es la vía mas rápida para frenar 25 por ciento de las emisiones en los próximos años, al más bajo costo".

Gabrielsen agregó que "necesitamos incluir la iniciativa REDD en el futuro régimen climático" que deberá establecer en Copenhague compromisos más allá de 2012, cuando cese la vigencia del primer período de obligaciones establecidas en el Protocolo de Kyoto.

* Este artículo fue publicado originalmente el 24 de octubre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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