CAMBIO CLIMÁTICO: Bosques en la mira

¿Qué papel pueden jugar los bosques en la lucha contra el cambio climático? ¿Qué impacto tienen los árboles implantados? ¿Qué consecuencias tendrá la bioenergía para montes y selvas? Son interrogantes que intentarán responder especialistas, funcionarios y empresarios de todo el mundo reunidos en Argentina.

Troncos cortados en la selva de la Región Autónoma del Atlántico Norte, Nicaragua Crédito: Germán Miranda/IPS
Troncos cortados en la selva de la Región Autónoma del Atlántico Norte, Nicaragua Crédito: Germán Miranda/IPS
Con más de 4.000 participantes provenientes de los cinco continentes, este domingo se inaugurará en Buenos Aires el XIII Congreso Forestal Mundial organizado en esta ocasión por el gobierno de Argentina con el auspicio de la FAO (sigla en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).

El encuentro internacional que se celebra desde 1926, por lo general cada seis años, coincide en esta oportunidad con un doble desafío: el interés de que avancen proyectos forestales que permitan crear nuevos empleos y por ofrecer una respuesta al creciente calentamiento global.

El congreso, que se extenderá hasta el viernes 23, se atribuye la función de "diagnosticar la situación general de los bosques y el sector forestal, con el fin de distinguir las tendencias, adaptar las políticas y estimular la concienciación entre los grupos involucrados e interesados en el sector forestal".

"No queremos que esto sea una feria forestal más, sino inaugurar un nuevo ciclo de experiencias para los países en desarrollo, para hacer negocios y acceder a nuevas inversiones", dijo a IPS el secretario general del congreso, el biólogo argentino Leopoldo Montes, acerca del sesgo principal que tendrá la cita.
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Según el programa, habrá sesiones plenarias en las que se debatirá sobre bosques y biodiversidad, producción para el desarrollo forestal, conservación y comunidades, entre otros. Habrá además una ronda de negocios, un foro de inversiones y financiamiento, otro de bosques y energía y uno de bosques y cambio climático.

Frente al creciente interés por la bioenergía, los participantes analizarán el uso de la madera para producir calor y combustibles líquidos mediante modernas técnicas desarrolladas en países industriales.

Respecto del cambio climático, los promotores del congreso sostienen que las actividades de forestación y reforestación pueden contribuir a mitigar el calentamiento global, bajo el presupuesto de que los vegetales necesitan para su fotosíntesis dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, y esperan brindar recomendaciones a la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se reunirá en diciembre en Copenhague.

Sobre este punto hay posturas muy diversas, inclusive opuestas. No todos los expertos están de acuerdo acerca del impacto de las plantaciones forestales en el combate al cambio climático, sobre todo en los casos de monocultivos de crecimiento rápido con especies orientadas al uso de la madera y la celulosa.

En diálogo con IPS, el secretario general adjunto del congreso, Olman Serrano, destacó que éste "ofrece una oportunidad única de intercambio de experiencias entre especialistas" y "una base técnico-académica" para gobiernos, empresas y el resto de la sociedad civil.

Serrano, funcionario del Departamento Forestal de la FAO, adelantó que el congreso producirá un documento de conclusiones generales y otro, bajo el título "Recomendaciones para Copenhague", que recogerá propuestas sobre políticas que deberían adoptarse a partir de 2012, cuando cese el primer período de compromisos del Protocolo de Kyoto.

Para el funcionario, "los bosques deberían jugar un múltiple papel en el combate al cambio climático" no sólo como sumideros de carbono. Para la FAO, el tema "quedó un poco rezagado" en las discusiones y acuerdos que derivaron en la firma del Protocolo de Kyoto, en 1997, cuando los bosques "quedaron fuera de la discusión".

"En los últimos 10 años, se luchó mucho para que los bosques fueran considerados no sólo como sumideros de carbono sino también como parte de los planes de mitigación y adaptación al cambio climático", remarcó Serrano.

En este aspecto, el embajador argentino Raúl Estrada Oyuela, que presidió del comité que elaboró el Protocolo de Kyoto, recordó a IPS que el artículo tres de ese documento "prevé la forestación y la reforestación como una vía para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, al presentar el inventario".

El diplomático se refería al informe que debe presentan periódicamente los países que son parte de la convención marco —de la cual el protocolo es un instrumento subsidiario— sobre las fuentes nacionales de gases invernadero, que provienen, en distinta proporción, de la industria, el transporte, la deforestación y la actividad agropecuaria.

Estrada Oyuela remarcó que, del mismo modo, la forestación y reforestación "pueden ser materia del mecanismo de desarrollo limpio (MDL)", uno de los instrumentos de flexibilidad del protocolo para ayudar a los países industriales a cumplir sus obligaciones financiando proyectos sustentables en otras naciones mediante la compra de bonos de carbono.

De todos modos, "el manejo de bosques nativos no fue incorporado inicialmente —en el MDL— por las enormes dificultades metodológicas que suponía estimar la captura de carbono que debería atribuirse a la acción del hombre que maneja esos bosques", explicó Estrada Oyuela.

Al respecto, el ingeniero agrónomo Héctor Ginzo, especialista en fisiología vegetal, miembro del Instituto del Clima de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente, que asesoró a Estrada Oyuela en las negociaciones de Kyoto, explicó a IPS por qué los bosques no ingresaron en los mecanismos de mercado del protocolo.

Ginzo recordó sólo en 2005, y después de dos años de deliberaciones, los países de la Convención aceptaron que la forestación y la reforestación fueran parte del MDL, pero el procedimiento diseñado resultó "tan complejo que hasta ahora solo se aprobaron ocho proyectos" en todo el mundo.

"El procedimiento no convenció a nadie, es muy costoso y sólo puede ser aprobado en proyectos de pequeña escala presentados por organizaciones no gubernamentales, o por los Estados", dijo. En cambio las empresas, destinatarias del esquema, no se interesaron por participar, sostuvo.

Por otra parte, Ginzo señaló que el MDL "nunca permitirá" contemplar como proyecto sustentable de forestación una plantación de eucaliptos o de otras especies de crecimiento rápido para producir pasta de celulosa o madera, porque favorecen el monocultivo y porque al cortarla se pierde el carbono secuestrado.

Lo que pretende el mecanismo, subrayó Ginzo, es incentivar el cultivo de especies de crecimiento lento, como el quebracho, que requiere turnos de entre 70 y 80 años, pero eso sólo puede atraer iniciativas financiadas por el Estado, opinó.

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