TRABAJO: Pacto mundial que no admite demora

Representantes de gobierno, empleadores y sindicalistas celebraron en esta ciudad suiza un acuerdo para afrontar la crisis laboral internacional, pero alertaron que cualquier demora en su implementación podría agravar los problemas causados por la especulación financiera.

"Los que piensan que es una crisis temporal tienen un enfoque suicida. No podemos esperar. Hemos esperado demasiado. Debemos actuar ahora", instó el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, al hablar este lunes en la apertura de la Cumbre sobre la Crisis Mundial del Empleo, que se desarrollará hasta este miércoles en la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Millones de personas han perdido sus trabajos en todo el mundo como consecuencia de la crisis financiera, en su mayoría en los países pobres y pequeños. Se espera que el denominado Pacto Mundial de Empleos propuesto por la OIT sea ampliamente debatido en la Cumbre y aprobado en la Conferencia Internacional del Trabajo, que se desarrolla en forma paralela en Ginebra hasta este viernes.

El pacto llama a crear altos niveles de empleo y trabajos decentes para todos, así como a forjar una economía abierta que brinde oportunidades y garantice la equidad, con un crecimiento que sea ambientalmente sostenible y con bajas emisiones de dióxido de carbono.

También llama a una protección social accesible a todos, con una fuerte defensa de los derechos en el trabajo.
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Al menos nueve jefes de Estado y de gobierno, vicepresidentes, ministros de Trabajo y líderes de organizaciones de empleadores y trabajadores participan del encuentro, que incluye paneles de alto nivel sobre coordinación global y regional, cooperación para el desarrollo, principios fundamentales y derechos en el lugar de trabajo y estrategias de la industria.

Sarkozy dijo que el mundo no puede estar gobernado por mercados o leyes de oferta y demanda. "Si no hay una regulación mundial, la globalización no sobrevivirá a la ley de la selva. No puede haber libertad sin reglas", afirmó.

El mandatario francés sostuvo que la globalización no debía basarse en comercio y mercancías, sino en temas como salud, educación, trabajo y cultura.

Sarkozy instó al Fondo Monetario Internacional (FMI), al Banco Mundial y otras agencias multilaterales a respetar las condiciones ambientales y sociales de los países, y abogó por un nuevo sistema global que financie a empresarios y no a especuladores.

"La crisis nos ha dado licencia para imaginar. Es tarde para retirarse. No hay más tiempo que perder. Miremos los precios del petróleo aumentando otra vez… Los especuladores regresaron", señaló, expresando su deseo de que se actúe sobre las decisiones tomadas durante la última cumbre del Grupo de los 20 (G-20) países más poderosos y emergentes. Entre otras medidas, el FMI prometió aliviar las condiciones para sus créditos.

El director del Instituto Internacional para Estudios Laborales de la OIT, Raymond Torres, hablando con periodistas el domingo, dijo que muchos países ansían que la promesa del FMI se haga realidad. "Esperamos que funcione, porque algunos países preguntan: ¿Dónde está el apoyo prometido?", indicó.

Mientras, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, se alejó del texto que tenía preparado para su discurso y criticó duramente a los organismos multilaterales con sede en Estados Unidos, señalando que el Consenso de Washington había llegado a su fin. "Necesitamos construir un nuevo mundo basado en la distribución equitativa de la riqueza", afirmó.

Se conoce como Consenso de Washington al conjunto de políticas de liberalización económica elaboradas en los años 90 por los organismos de crédito internacionales con oficinas en la capital estadounidense.

Lula elogió el pacto de la OIT y dijo que la comunidad internacional no se podía permitir perder más empleos en los países pobres. "Los líderes del G-20 prometieron no rescatar más bancos ni instituciones financieras, sino proteger y crear trabajos. Necesitamos construir un nuevo modelo que sea equitativo", afirmó.

El mandatario brasileño también criticó a las agencias de clasificación crediticia con sede en Estados Unidos, que alertan a otros gobiernos pero "no pudieron detener el riesgo en su propio país". "No podemos vivir en un sistema financiero que especula sobre el papel, que es improductivo y que no crea empleos", dijo Lula, en referencia a las instituciones financieras estadounidenses y de crédito "subprime" que desataron la crisis.

El director general de la OIT, Juan Somavia, hizo un llamado a un mayor diálogo social sobre el pacto para lograr que funcione. "La cooperación y el diálogo es algo urgente, central e indispensable", afirmó, añadiendo que uno de los mayores desafíos será lograr que el diálogo social funcione a nivel local.

"Sabemos que no es fácil. Justificamos su presencia, encontramos excusas para su mal desempeño, acusamos al otro… Pero el resultado final es que todos perdemos. Si el diálogo social no echa raíces en tiempos de crisis, estaremos debilitando el potencial del Pacto Mundial de Empleos", sostuvo.

Roy Trotman, presidente del grupo representante de los trabajadores en la OIT y vicepresidente de una comisión que preparó recomendaciones para la conferencia, sostuvo que los sindicatos debían ser incluidos como socios plenos en el pacto bajo un acuerdo tripartito.

Funcionarios de la OIT dijeron en ruedas de prensa el domingo que China, India y las naciones árabes en general no habían resultado tan afectadas como otras.

"India y China no estuvieron expuestas al mundo gracias a su gigantescos mercados internos, mientras que los estados árabes tenían enormes reservas financieras para resistir la crisis", dijo Torres.

A su vez, el hecho de que los estados árabes no fueran afectados ayudó a minimizar el impacto en los inmigrantes en Medio Oriente, la mayoría de los cuales proceden de diversas partes de Asia.

El director del Programa Internacional de Migraciones de la OIT, Ibrahim Awad, dijo que no hubo ninguna gran pérdida de empleos en el mundo árabe ni reducción de las remesas de las que dependen en buena parte países como Bangladesh, Filipinas, Indonesia y Sri Lanka.

"Si bien, en general, una parte de la industria de la construcción fue afectada en Dubai (Emiratos Árabes Unidos), no muchos trabajadores están regresando" a sus países de origen, explicó a IPS.

El impacto ha sido más grave en Asia central, lugar de origen de miles de inmigrantes en Rusia, país que también ha sido golpeado por la crisis.

En Kazajstán, por ejemplo, las remesas responden por 45 por ciento del producto interno bruto. "Eso quiere decir que la mitad de la economía depende de las remesas", afirmó.

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