TRABAJO-AMÉRICA DEL SUR: Presencia sindical baja pero se mueve

Aunque debilitado, el movimiento de trabajadores continúa siendo un actor importante en los países sudamericanos, aseguró Eduardo Araya, un académico de la Universidad de Chile autor principal de una investigación sobre la influencia de los sindicatos en las políticas de cinco gobiernos.

Esta es una de las principales conclusiones del libro "Sindicatos y Políticas Públicas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Venezuela. Balance de una década (1996-2004)", del Instituto de Asuntos Públicos de la estatal Universidad de Chile, presentado este jueves en Santiago.

El texto, cuyos autores asociados son Diego Barría y Óscar Drouillas, se llevó a cabo gracias al apoyo financiero de la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores y su Instituto de Investigación Económico y Social.

La inédita investigación duró dos años y medio y se basó en 30 entrevistas personales a dirigentes sindicalistas, de gobierno y otros actores relevantes, además de revisión bibliográfica.

"El actual movimiento sindical, débil, con una menor cantidad de representación, con un menor universo de recursos políticos para actuar, de cualquier manera continúa siendo un actor importante", planteó a IPS Araya, administrador público y politólogo de la Universidad de Chile.

En este marco, "las políticas públicas aparecen hoy como un medio donde es posible que las organizaciones sociales, particularmente las del mundo laboral, puedan influir", apuntó. Actualmente, las banderas de lucha son similares, destacándose las reformas a los sistemas de pensiones y las mejoras salariales.

Según el académico, en el periodo estudiado en el libro se consolida en la región el llamado ajuste estructural iniciado en la década del 70, con la implantación de reformas económicas de corte neoliberal. A la vez, se observan gobiernos democráticos, con cierta sensibilidad hacia el mundo sindical.

"Nuestra intención era ver qué es lo que estaba pasando en este nuevo contexto entre el mundo sindical y los gobiernos", explicó Araya.

El ajuste estructural, que implicó una reducción del aparato estatal, liberalización y apertura económica y privatización de empresas públicas, entre otras medidas, debilitó fuertemente a los sindicatos, que vieron bajar dramáticamente su cantidad de trabajadores afiliados y su influencia política, sobre todo bajo los gobiernos dictatoriales.

También se modificó la relación entre los sindicatos y las grandes centrales.

Hoy "la fuerza de los sindicatos en América no es muy importante. El promedio continental bordea el cinco o seis por ciento de sindicalización y en Chile el 14 por ciento", comentó a IPS Rodrigo Vásquez, asesor jurídico y parlamentario de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT).

Vásquez, quien asistió a la presentación del libro, también es miembro del equipo jurídico de la Central Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA), integrada por Argentina, Colombia, Chile, Brasil, Costa Rica, República Dominicana, Honduras, Guatemala y Perú.

Aunque reconoce que "las políticas neoliberales debilitaron profundamente al movimiento sindical", Raúl de la Puente, presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales de Chile, cree que "hoy hay un reflorecimiento", por lo menos en Chile.

"Hay un mayor interés de protección social por parte de los gobiernos y también hay una mayor sensibilización dentro del mundo sindical de que los cambios no se regalan sino que tenemos que conseguirlos con negociación y movilización social", señaló a IPS el dirigente, también invitado al lanzamiento del texto de 159 páginas.

Según Araya, el actual movimiento sindical ya "no es mimado por los gobiernos, salvo algunos casos muy particulares, como Argentina y Brasil".

"En general no existe una relación tan fluida como la que existió años atrás y los sindicatos que han logrado influir más fuertemente son aquellos que de alguna manera han estado confundidos con partidos políticos. En el caso chileno eso no es tan intenso", apuntó.

Para el autor, la CUT chilena "ha jugado un rol muy importante en la neutralización de ciertas decisiones gubernamentales que pudieran haber afectado fuertemente los intereses laborales, al decir de las centrales sindicales, por ejemplo, temas como la flexibilidad laboral".

"El movimiento sindical chileno ha tenido una capacidad de veto sobre algunas decisiones que ellos perciben como tremendamente nocivas para sus intereses", apuntó.

Otra conclusión importante del libro es que "el movimiento sindical se ha hecho menos ideológico desde el punto de vista político y ha ido generando cierta reflexión en torno a su condición de sindicato mismo. Eso ha llevado una dispersión bastante fuerte", apuntó.

"Gran parte del sindicalismo latinoamericano con anterioridad tenía un pensamiento de izquierda muy notorio. Estas nuevas oleadas han llevado incluso a algunos a plantear la aparición en América Latina de un sindicalismo neoliberal, que se sitúa bastante bien en las condiciones de mercado y tiende a defender el puesto de trabajo desde la perspectiva de la propiedad del puesto de trabajo", sostuvo.

Por otra parte, la transformación productiva ha generado una rearticulación de la estructura sindical, donde los sindicatos del comercio y de servicios han adquirido gran relevancia. Los trabajadores fiscales también han ganado influencia, puntualiza.

Por el contrario, en las micro y pequeñas empresas y en las de corte familiar, que hoy generan gran porcentaje de los empleos, se hace difícil la organización de los trabajadores, observó.

Araya entiende que aún existen prácticas en la región que no favorecen la consolidación e influencia de los sindicatos, por ejemplo, la imposibilidad de éstos de "construir organización y negociar por rama productiva", a diferencia del sector empresarial que sí lo hace, destaca.

Para el académico, los Consejos Económicos y Sociales, que existen en países europeos como Francia, pueden ayudar a conciliar la relación entre "mercado y bienestar". Estas instituciones se conciben como un instrumento de debate permanente entre el gobierno, los empresarios y trabajadores sobre los grandes problemas laborales.

"Hay una experiencia de Consejo Económico y Social en Honduras y se están instaurando en República Dominicana y Costa Rica", dijo a IPS Vásquez, asesor de la CUT y la CSA.

"Pero detrás de estas entidades tiene que haber un análisis cultural de fondo. En Honduras se instauró, pero en realidad sirvió para que los trabajadores firmaran flexibilidad laboral a cambio de no despidos", observó Vásquez, opinión que es compartida por Raúl de la Puente, quien adscribe a estos Consejos siempre y cuando se nivele el poder de todos los actores y gobiernos y empresarios "verdaderamente escuchen a los trabajadores".

El secretario general de la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores, Jacky Bontems, invitado a presentar el libro, destacó la importancia de la colaboración entre el mundo sindical y el académico para enriquecer los análisis y propuestas de los trabajadores.

También llamó a las centrales nacionales a actuar unidas y en colaboración con sus pares extranjeros para hacer frente de mejor manera a la crisis económica internacional que requiere plataformas conjuntas de reivindicaciones.

"Asumir la organización sindical como un derecho que debe ser respetado por todos creo que es una cuestión que todavía no se ha instalado en la mente de toda la sociedad. Hay datos que proporcionaron nuestros entrevistados que indican que en algunos países hay incentivos a sindicatos para que no se incorporen a las centrales, por ejemplo", comentó Araya.

A su juicio, hoy uno de los grandes desafíos de los sindicatos es mejorar su capacidad técnica para abordar problemas y generar propuestas. "Este un recurso político de la mayor importancia", concluyó.

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