INDÍGENAS-PERÚ: La desgracia de no hablar bien el castellano

«Runasimi rimaqmi kani manan p'enqakunichi» (soy quechua y no me avergüenzo) dijo a voz en cuello la parlamentaria peruana Hilaria Supa en respuesta a un ataque periodístico que la puso en el centro de la discusión nacional.

El 23 de abril la portada del diario Correo mostraba una gran fotografía de la legisladora indígena Supa haciendo anotaciones del discurso del primer ministro Yehude Simon. La imagen destacaba el papel en el que escribía, lleno de borrones y errores ortográficos.

El título que acompañaba la foto decía "¡Qué nivel!", y el texto recomendaba a la legisladora un libro escolar para los primeros grados de instrucción, "Coquito".

El director del diario, Aldo Mariátegui, se refirió a tema en un artículo editorial. "Una persona así (Supa) posiblemente sólo se va a limitar a repetir lugares comunes, a oponerse a todo sólo por oponerse, a estar a la defensiva ante cualquier idea nueva, a ser prejuiciosa, a buscar llamar la atención mediante el escándalo antes que por la excelencia de sus iniciativas, a descalificar al adversario con el eterno recurso de victimizarse, a ser agresiva…", dijo.

"Lamentablemente, todo lo anterior ha caracterizado a la congresista Supa y estoy seguro de que su respuesta consistirá en acusarnos de ser nazis y hacerse la víctima", agregaba.
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En su texto, Mariátegui mencionó a otra congresista hablante de lengua quechua, María Sumire, y puso el ejemplo de Bolivia, gobernada por Evo Morales, un hombre de origen aymara.

La reacción fue inmediata. El Congreso legislativo —salvo algunas excepciones que se expresaron en dos votos en contra y una abstención— hizo causa común con la legisladora y emitió un comunicado en su respaldo.

El comunicado expresa una enérgica condena y asegura que "para el parlamento, este informe trasluce una actitud discriminatoria en perjuicio de la condición de quechuahablante de la mencionada representante".

El periódico El Comercio recordó que Supa fue elegida por 13.700 votos y que no existe ninguna limitación de raza ni nivel de educación para aspirar a un escaño parlamentario, tampoco el dominio del español. "En el Perú que todos queremos no se margina a nadie", finalizó el diario.

"Hasta 1980 los peruanos analfabetos no tenían derecho a votar por sus representantes. Es en la Constitución de 1979 que se les permite votar y ello supuso una multiplicación ciudadana que permitió por primera vez en nuestra historia el sufragio universal", sostuvo el boletín virtual Otra Mirada.

HILARIA SUPA, ESA DESCONOCIDA

Supa es parte del 13,2 por ciento de peruanos que tienen el quechua como lengua materna, según el último censo de 2007. Se trata de unos tres millones de personas. Ella representa en el Congreso a la sureña región de Cusco, donde 52 por ciento de la población habla quechua.

Como mujer nacida en zona rural y quechuahablante es exponente de otras estadísticas. Treinta y uno por ciento de esas mujeres son analfabetas, 38 por ciento tienen estudios de primaria, casi 23 por ciento llegan a la secundaria y sólo 2,9 por ciento alcanzan la universidad.

Nacida en la comunidad de Huayllacocha, en provincia cusqueña de Anta, Supa es autodidacta y usa en las sesiones del Congreso el traje típico de las mujeres campesinas: faldón, chaqueta y sombrero multicolores.

"Si mi castellano no es bueno es porque nunca tuve la oportunidad de ir a la escuela a aprender esa lengua", dijo Supa a IPS.

Fue criada por sus abuelos, relató, ambos peones en una hacienda. En su niñez, vio los maltratos a los hombres y las violaciones a las mujeres campesinas que cometía el hacendado.

Su abuelo, un luchador por los derechos de los campesinos, fue asesinado en 1965.

Como muchas migrantes, Supa trabajó en el servicio doméstico en Lima antes de retornar a Cusco. "No tengo vergüenza de haber sido empleada del hogar, y al insultarme a mí también se insulta a otros peruanos que sufrieron o sufren iguales privaciones", agregó.

En las últimas dos décadas se desarrolló como líder campesina y activista por los derechos humanos en las organizaciones de mujeres indígenas, con las que participó en luchas por la tierra y el agua.

Se la recuerda por sus denuncias contra el régimen de Alberto Fujimori (1990-2000), a raíz de una campaña de esterilizaciones masivas y no autorizadas en zonas rurales del país.

EL OTRO MARIÁTEGUI

El otro protagonista de esta historia, Aldo Mariátegui, director del Correo, es nieto de José Carlos Mariátegui (1894-1930), autor de los "Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana", libro que abrió un ciclo nuevo en la historia del pensamiento y la praxis revolucionaria en América Latina.

Mariátegui fundó el Partido Socialista Peruano, que luego se llamaría Partido Comunista, y la central de trabajadores. Su vida, corta pero fructífera, estuvo signada por la enfermedad y la pobreza desde la niñez, ya que fue abandonado por su padre, un hombre público de gran fortuna, y criado por su madre, Amalia La Chira, mujer quechuahablante y lavandera de oficio.

Un capítulo de "Siete ensayos…" está dedicado al problema indígena. Dijo Mariátegui: "El progreso del Perú será ficticio, o por lo menos no será peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana que en sus cuatro quintas partes es indígena y campesina".

A fines de abril, la Defensoría del Pueblo (ombudsman) publicó un informe sobre discriminación, que estudió 149 denuncias presentadas entre 2007 y 2008. La mayor proporción de quejas fue el VIH/sida, en segundo lugar el sexo y en tercero, la raza o identidad étnica.

Para la defensora del Pueblo, Beatriz Merino, la discriminación y el racismo están en la entraña misma de varios problemas de este país.

"Hemos hecho un recuento de todas las normas en la legislación referidas a este tema y nuestro informe ha señalado que lo que existe es poco e insuficiente", dijo Merino.

"Estamos realizando, por tanto, un esfuerzo para que la gente, y en especial los funcionarios estatales, tomen conciencia y asuman que el racismo y la discriminación deben reducirse y eliminarse en las oficinas del Estado y en la atención a los ciudadanos", recalcó.

Otra Mirada sostiene que "estamos frente a un caso de racismo de origen oligárquico, que nos remonta a las fracturas más profundas que conforman nuestra nacionalidad".

"Notas como la que publicó Correo (…) reflejan que nuestro país no solo es de todas las sangres, sino también de todas las discriminaciones", finalizó.

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