ECONOMÍA: Hacia la reforma total del sistema financiero

Una red de casi 600 organizaciones no gubernamentales de 88 países llamó a modificar de manera «fundamental» el «sistema económico y financiero internacional».

En una declaración difundida esta semana, estas instituciones reclamaron que los gobiernos del mundo y los grupos de la sociedad civil participen en ese proceso de reforma.

"Es imperativo llegar a un acuerdo sobre medidas inmediatas para afrontar la crisis", señaló la declaración, firmada por Amigos de la Tierra, ActionAid y SocialWatch, entre otras organizaciones.

"Se debe dar prioridad a las respuestas al impacto de la crisis en los trabajadores, los hogares de menores ingresos, los jubilados y otros sectores extremadamente vulnerables", advirtieron.

La declaración expresa dudas sobre la cumbre de la que será anfitrión el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el 15 de noviembre en Washington, de la que participarán líderes de las naciones ricas y otras en desarrollo, como Brasil, China, India y México.
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El primer ministro británico Gordon Brown la calificó de "nuevo Bretton Woods", en alusión a la conferencia de 1944 que creó el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y sentó las bases del orden económico internacional dominado por Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

"Nos preocupa profundamente que ese encuentro se realice de manera precipitada y no inclusiva y que, en consecuencia, no aborde el espectro total de los cambios necesarios ni distribuya las cargas equitativamente", señaló el documento de las organizaciones no gubernamentales.

La declaración presentó como un ejemplo de "doble moral" que los gobiernos de los países ricos, para afrontar la crisis, intervengan en la economía en la forma que el FMI y el Banco Mundial prohibía a los países pobres que solicitaban su auxilio financiero.

"Esta doble moral no sólo es inaceptable, sino que también marca el fin del fundamentalismo del libre mercado. El sistema financiero internacional, su arquitectura y sus instituciones deben ser repensadas completamente", agregó.

El texto se difundió en vísperas de la primera reunión de un grupo de trabajo establecido por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); Ban Ki-moon, presidida por el Premio Nobel de Economía (2001) Joseph Stiglitz, con la misión de formular recomendaciones para hacerle frente a la crisis.

El pronunciamiento también coincide con el anuncio del FMI sobre la creación del mecanismo denominado Facilidades de Liquidez de Corto Plazo (SLF, por sus siglas en inglés), por el cual el organismo prestará a países hasta cinco veces el monto de la cuota que aportan para resolver problemas de liquidez en los mercados de capitales.

"Se requieren respuestas excepcionales en tiempos excepcionales", dijo el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.

"El FMI está respondiendo de manera rápida y flexible a los pedidos de financiamiento. Ofrecemos a algunos países recursos sustanciales en forma expeditiva, con condiciones basadas exclusivamente sobre las medidas absolutamente necesarias para superar la crisis y restaurar una posición externa aceptable", agregó.

La creación del SLF, similar al mecanismo establecido por el FMI durante la crisis asiática de 1997 y 1998, fue considerada fundamental en las últimas semanas, dada la rápida expansión de la crisis a economías emergentes y a países pobres que dependen de la exportación de materias primas.

Pero analistas han advertido que la creciente lista de naciones que necesitan desesperadamente los 250.000 millones de dólares que el FMI tiene disponibles —entre las que se encuentran Hungría, Islandia, Pakistán y Ucrania— podría determinar que esos fondos resulten insuficientes para atender la demanda de recursos.

Por este motivo, Strauss-Kahn aplaudió el anuncio del miércoles por parte de la Reserva Federal (órgano que cumple las funciones de banco central) de Estados Unidos y los bancos centrales de Brasil, Corea del Sur, México y Singapur sobre el establecimiento de líneas de crédito de hasta 30.000 millones de dólares para mejorar la liquidez de las economías emergentes.

Medidas similares han sido adoptadas entre la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y los bancos centrales de Australia y Nueva Zelandia.

Se estima que Bush se opondrá a la concreción de grandes cambios en las formas de operar del FMI y el Banco Mundial, sobre todo tomando en cuenta el poder que Washington tiene en las juntas directivas de esas dos instituciones, que incluye la posibilidad de vetar cambios de políticas.

Los europeos, que también tienen gran poder en ambos organismos, parecen estar más inclinados hacia las reformas.

"No hay duda de que el FMI y el Banco Mundial deben ser reformados, cuando Bélgica cuenta en sus juntas directivas con la misma cantidad de votos que China", dijo Louis Berlanger, de la organización humanitaria Oxam Internacional.

En esos organismos financieros no se aplica la regla de "un país, un voto", sino que el poder está en relación con el monto de dinero que aportan como cuota de capital.

Organizaciones de base y no gubernamentales han señalado durante mucho tiempo que las políticas de ambas instituciones financieras han beneficiado fundamentalmente a las corporaciones multinacionales, frecuentemente a expensas de los habitantes de los países más pobres que recurren a ellas para pedir préstamos y son forzados a adoptar severas medidas de austeridad y recortes presupuestarios.

"Para superar la recesión regional e internacional y restaurar la estabilidad y confianza en los mercados, los países ricos están aplicando programas de intervención gubernamental sin precedentes, nacionalizan bancos e inyectan subsidios masivos para rescatar a bancos en riesgo de quiebra y volver a regular al sector financiero", señaló el documento de las organizaciones civiles.

Esas medidas se encuentran en las antípodas de "las austeras políticas neoliberales impuestas a los países en desarrollo por el Banco Mundial, el FMI y las naciones ricas durante los últimos 30 años", agregó.

El financista y filántropo George Soros observó, en una columna publicada el miércoles por el diario británico Financial Times, que "el llamado Consenso de Washington impuso una estricta disciplina de mercado a otros países, pero Estados Unidos quedó exceptuado de aplicarlas".

El Consenso de Washington definió en los años 90 diversas medidas para fomentar la economía de libre mercado, entre las que figuraban la privatización de empresas públicas, control del déficit fiscal, la inflación y una rígida política monetaria.

Según organizaciones no gubernamentales, la reforma del actual sistema debe realizarse bajo los auspicios de la ONU, donde cada país cuenta con un voto.

"Dado que las consecuencias del crac financiero serán más graves para los más pobres, las economías emergentes y los países en desarrollo, ¿no deberían todos los países, sus gobiernos y sus pueblos, tener una voz en el debate, no sólo las naciones ricas responsables de la crisis?", remarcó Lidy Nacpil, del no gubernamental Movimiento sobre la Deuda y el Desarrollo de Asia Pacífico.

"Cualquier intento de los países más poderosos de cerrar un acuerdo sin consulta y participación de la mayoría de las naciones del mundo, en un proceso inclusivo, sólo logrará debilitar la confianza pública", advirtió Roberto Bissio, de la no gubernamental Social Watch.

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