CAMBOYA: De bastión guerrillero a ciudad fantasma

En su bastión de la ciudad camboyana de Pailin, ex miembros de la organización insurgente maoísta Jemer Rojo han recibido en el último decenio un curso de economía de mercado.

Pailin, en la frontera con Tailandia, tiene unos 22.000 habitantes. Pasó de ser un escenario clave en la pasada guerra civil a ser descuidada y atrasada comunidad rural.

La ciudad se ha visto afectada por la inestabilidad política de Tailandia así como por el largo conflicto entre Phnom Penh y Bangkok por la soberanía del territorio en que se encuentra el antiguo templo de Preah Vihear.

El comercio transfronterizo, otrora floreciente, prácticamente desapareció, lo mismo que el flujo de turistas.

"Ha sido una década dura", señaló Koma, taxista que se gana la vida realizando viajes entre Battambang, la segunda ciudad camboyana, y Pailin.
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"Primero se esfumó el comercio de piedras preciosas, luego el de la madera. Quedan muy pocos negocios para hacer. No hay clubes nocturnos ni muchos hoteles. Es muy tranquilo", relató.

"Me resulta muy difícil encontrar clientes que quieran ir de Battambang a Pailin. La mayoría prefiere ir directamente a la frontera con Tailandia", agregó.

Pailin fue bastión del Jemer Rojo durante su enfrentamiento de casi 20 años con el gobierno de Camboya.

Bajo la dirección del ex ministro de Relaciones Exteriores Ieng Sary, la ciudad fue el centro del comercio fronterizo de piedras preciosas y madera con Tailandia, actividad que sirvió a los insurgentes para financiar la guerra civil.

Asimismo, Pailin fue un punto de ingreso clave para la asistencia militar y financiera de China a los rebeldes. Rodeada de colinas boscosas, que constituían una barrera natural contra los ataques de las tropas gubernamentales, la ciudad alcanzó un estatus casi mítico.

Las fuerzas del gobierno lograron controlarla brevemente en 1994, pero fueron incapaces de retenerla cuando el Jemer Rojo contraatacó.

Pailin cayó finalmente en 1996, cuando Sary se pasó al bando gubernamental con unos 3.000 insurgentes, aislando a los líderes de línea dura del Jemer Rojo. Ese hecho marcó el comienzo del fin de la guerra civil.

Sary acordó con las autoridades en Phnom Penh que permanecería neutral en las luchas internas de la coalición oficialista a cambio de tener las manos libres para continuar explotando la riqueza maderera y de piedras preciosas del área.

El gobierno construyó escuelas y hospitales en Pailin y prometió una generosa ayuda financiera. La ciudad prosperó a fines de los años 90 gracias al flujo de compradores de piedras preciosas tailandeses. Se instalaron entonces varios casinos, que atraían a los apostadores del otro lado de la frontera.

Pero la bonanza no duró mucho, ya que las piedras preciosas comenzaron a agotarse con rapidez.

"Todavía encontramos algunas, pero no tantas como antes. La mayoría se han agotado, especialmente los rubíes y los zafiros", dijo Meas, quien ocasionalmente los busca en un río cercano. "Pero las que quedan están bajo control del gobierno."

La explotación de la madera por parte del Jemer Rojo en los años 90 redujo otra de las fuentes de ingreso de la ciudad y vastas áreas se dedican ahora a la agricultura. También cerraron los casinos y, con ellos, muchos de los hoteles que tenían a los apostadores como sus principales clientes.

Algunos habitantes de Pailin aseguran que ahora la principal actividad económica es el contrabando de combustible y de automóviles desde Tailandia.

La industria de la construcción también está parada. Los únicos trabajos que se realizan son en casas lujosas, en las que viven ex miembros del Jemer Rojo adinerados, según pobladores de la ciudad.

"Obviamente se vive mejor porque no hay combates", señaló Chun Chheonn, un ex soldado del Jemer Rojo. "Pero las cosas son difíciles, especialmente para quienes fuimos parte de él. El gobierno no ofrece mucha asistencia", agregó.

Según informes de prensa, el primer ministro camboyano Hun Sen propuso durante una visita que realizó este año a la ciudad construir un campo de golf para fomentar el desarrollo. También hay planes de establecer una zona económica especial para atraer a empresas tailandesas.

Para muchos ex soldados, cuyas únicas habilidades son las del combate, la tensión con Bangkok por el templo de Preah Vihear se les presenta como una oportunidad.

Según Chheonn, los militares están dispuestos a reclutar a ex miembros de la guerrilla maoísta para enviarlos al área en disputa. "Si me piden que vaya lo haré", agregó.

En tanto, los habitantes de la ciudad observan con recelo la actividad del tribunal internacional que juzga los crímenes cometidos por el Jemer Rojo cuando estuvo en el poder, junto con la posibilidad de que más personas sean arrestadas y se sumen a las cinco que actualmente esperan el inicio del juicio en su contra en Phnom Penh.

El tema ha sido conflictivo desde que la policía arrestó a cuatro de los más notorios residentes de Pailin, los ex líderes jemeres Ieng Sary, su esposa Ieng Tirith, Khieu Samphan y Nuon Chea.

Neul, quien tiene una pequeña tienda cerca de la modesta casa de Khieu Zampan, recuerda el momento en que su vecino fue detenido por la policía.

"Su esposa compraba cosas en mi negocio, pero él jamás salía", señaló. Su esposo Savy afirmó que "quiero verlo en prisión por lo que ha hecho. Nadie se molestó aquí cuando fue arrestado".

No todos comparten esa opinión.

"El Jemer Rojo combatió para evitar que los vietnamitas se apoderaran del país", dijo Lat Lina, un empresario local. "El tribunal internacional no traerá justicia a Camboya", aseguró.

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