ELECCIONES-EEUU: Petroleros canadienses presionan a Obama

En medio de la campaña electoral en Estados Unidos, políticos y ejecutivos de petroleras de Canadá intensifican sus esfuerzos para asegurarse de que quien controle la Casa Blanca siga comprando el crudo de las arenas alquitranadas de la meridional provincia canadiense de Alberta.

Ese petróleo es sucio, con un aspecto similar a la melaza, mezclado con arena y arcilla, y se extrae a entre 40 y 60 metros por debajo de la superficie.

Ejecutivos de la firma Nexen, que posee importantes inversiones en la industria del petróleo pesado del norte de Alberta, y Tony Clement, presidente de un comité del gabinete canadiense sobre seguridad energética, se reunieron con Jason Grumet, principal asesor en cuestiones de energía del candidato del opositor Partido Demócrata, Barack Obama,.

El encuentro se realizó el 27 de agosto, y su objetivo fue cimentar la "asociación energética" durante la Convención Nacional Demócrata que se celebró en Denver, capital del central estado de Colorado.

Esa reunión a puertas cerradas sobrevino tras comentarios formulados por Grumet y otros funcionarios de Obama, que hicieron temblar desde las salas de juntas en Calgary hasta las excavadoras de Fort MacMurray, epicentros de la industria petrolera de Canadá.
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"La cantidad de energía que tienen que usar para sacar petróleo del suelo es tal que en realidad crea un impacto mucho mayor sobre el cambio climático", dijo Grumet a la prensa en junio.

"Nosotros (el equipo de Obama) vamos a apoyar los recursos… que cumplan con nuestras obligaciones a largo plazo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Y pienso que es una pregunta abierta en relación a si los recursos canadienses van a cumplir o no con esas pruebas", dijo Grumet, previo a reunirse con la delegación canadiense en la Convención Nacional Demócrata.

Actualmente, Canadá es el mayor proveedor extranjero de petróleo a Estados Unidos, enviando más de un millón de barriles por día a su vecino del sur, alrededor de la mitad del cual se origina en las arenas alquitranadas de Alberta.

"Claramente, de las arenas alquitranadas se obtiene el petróleo de más alto impacto. Éstas son tres veces más intensivas en materia de gases invernadero que el petróleo común", dijo a IPS Dyer, agregando que se requieren aproximadamente tres barriles de agua para procesar uno de petróleo pesado.

La producción de las arenas alquitranadas tiene previsto aumentar de sus actuales 1,2 millones de barriles de petróleo diarios a unos tres millones para 2018, la mayor parte de los cuales serán exportados a Estados Unidos.

"Nosotros tenemos que ser más agresivos al representar los valores e intereses canadienses en la escena política estadounidense", dijo a la prensa en la Convención Nacional Demócrata Tony Clement, ministro del gabinete canadiense.

Los portavoces de Nexen y de la oficina del ministro Clement no devolvieron los llamados telefónicos de IPS en busca de declaraciones.

"El gobierno canadiense intenta hacer un acuerdo secreto en vez de afrontar los impactos ambientales de las arenas alquitranadas. Las emisiones de éstas se triplicarán (para 2020), y eso es inconsistente con el deseo del mundo de reducir el cambio climático", dijo a IPS Simon Dyer, director del programa de arenas alquitranadas del no gubernamental Instituto Pembina, en Calgary, Alberta.

Además de la presión política de los ministros del gabinete canadiense, la industria petrolera ha contratado a sus propios y poderosos cabildantes.

Gordon Giffin, ex embajador de Estados Unidos en Canadá, ahora es uno de ellos, registrado en Washington por la firma Nexen.

Los petroleros canadienses que asistieron a la Convención Nacional Demócrata hicieron amenazas poco disimuladas a la campaña de Obama, afirmando que el petróleo de las arenas alquitranadas sería embarcado a China si el nuevo gobierno de Estados Unidos imponía restricciones.

"Si no les gusta el petróleo de las arenas alquitranadas, lo que harán las empresas (en Canadá) es construir un oleoducto más grande hacia la costa occidental y exportarlo a China e India", dijo Dwain Lingenfelter, vicepresidente de relaciones con el gobierno de la firma Nexen y ex vicegobernante de la meridional provincia canadiense de Saskatchewan.

"Si Estados Unidos no quiere el petróleo, éste ingresará al mercado de todos modos. Así que tiene que ser muy cuidadoso al observar el panorama completo", dijo Lingenfelter, el político devenido en cabildante de la industria petrolera, al periódico The Toronto Star.

Mientras se intensifica la competencia entre China y Estados Unidos en materia de recursos energéticos, las palabras de Lingenfelter pueden sonar convincentes, pero su análisis no debería tomarse en serio, opinó Simon Dyer.

"Un oleoducto potencial a Asia (vía el puerto de Prince Rupert, sobre el océano Pacífico) tendría que atravesar el territorio de las 40 Primeras Naciones, donde los reclamos sobre la tierra y los derechos de tratado todavía son muy disputados", dijo Dyer.

Las Primeras Naciones son comunidades indígenas canadienses que no incluyen ni a inuits (esquimales) ni a metis (mestizos).

"Hay una creciente oposición a los oleoductos y a las arenas alquitranadas en todo el país, así que esos oleoductos (a China) no son de ningún modo un trato hecho", agregó Dyer.

Aunque las rutas de los oleoductos que salen de Alberta será un importante tema de controversia en los próximos años, no hay dudas de que el petróleo canadiense es uno de los combustibles menos amigables con el ambiente del mundo.

Durante su discurso de aceptación de la proclamación en la Convención Demócrata, Obama prometió poner fin a la dependencia estadounidense del petróleo de Medio Oriente en un plazo de 10 años, declarando que "el gobierno debe liderar la independencia energética".

Ambientalistas en Canadá y Estados Unidos sostienen que las reuniones a puertas cerradas con ejecutivos del petróleo no son la mejor manera de fomentar la independencia energética.

El actual gobierno canadiense, que obtiene su apoyo político y financiero de regiones productoras de petróleo en Occidente, no es visto como independiente de los intereses petroleros.

Solo en julio, las empresas que trabajan con las arenas alquitranadas mantuvieron un total de 36 reuniones con ministros y funcionarios de gobierno de Canadá, según informes revelados hace poco.

Mientras, las organizaciones ambientalistas realizaron apenas siete sesiones de cabildeo, en su mayoría con asistentes ministeriales y otros funcionarios de menor rango.

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