POLÍTICA-BANGLADESH: Gobierno induce rebelión partidaria

Importantes fracciones de los tres mayores partidos de Bangladesh, alentados por el gobierno interino que el ejército apoya, se disponen a marginar a sus líderes tradicionales, lo cual, según observadores, podría dañar el tejido democrático del país.

Diversas acciones en los tres principales partidos de este país son atribuidas a la intención del gobierno interino de alentar disensos internos para dividirlos.

El secretario general del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), Abdul Mannan Bhuiyan, encabeza una fracción que se dispone a relegar a su líder, Begum Khaleda Zia, primera ministra durante dos periodos, a través de una reforma estatutaria.

La iniciativa establecería que el presidente del partido sea elegido para un periodo de tres años, y que se desempeñe en el cargo no más de dos periodos. Además, en caso de pasar a encabezar el gobierno, deberá abandonar el puesto partidario.

Esto significaría que Khaleda Zia no podrá ser presidir el partido, tras haber liderado el BNP durante más de 20 años.

Al mismo tiempo, un sector dentro del partido rival del BNP, la Liga Awami, elabora un plan similar para que su líder, Sheikh Hasina Wajed, también ex primera ministra, pierda sus posiciones de poder.

El tercer partido bangladesí, Jatiya, anunció que su líder será ahora Rawshan Ershad, quien reemplazará a su esposo H. M. Ershad, ex dictador militar. Pero el propio Ershad dijo que el grupo conducido por su esposa carece de legitimidad para despojarlo del liderazgo.

El presidente Iajuddin Ahmed constituyó el gobierno interino encabezado por Fakhruddin Ahmed luego de postergar por tiempo indefinido, el 11 de enero, las elecciones generales previstas para el 22 de ese mes, dado el clima de "incertidumbre política", "animosidad" y "desconfianza".

El gabinete de Ahmed, ex funcionario del Banco Mundial y ex autoridad del Banco Central, asumió con la ayuda del ejército y en medio de un estado de emergencia, tras mortales incidentes de violencia callejera en torno de la convocatoria a elecciones entre partidarios de Khaleda Zia y Sheik Hasina.

Harun-or Rashid, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Dhaka, consideró obvio que el régimen trata de restringir la actividad política a unos pocos dirigentes, los mismos que hoy se dedican a la reforma de sus respectivos partidos.

"Con esta actitud discriminatoria (contra las dos líderes), el actual gobierno se convirtió en un partido en vez de jugar el rol de árbitro para las próximas elecciones", dijo Rashid a IPS.

El gobierno interino restringió los movimientos de Khaleda Zia y de Sheikh Hasina, archirrivales que se han sucedido al frente del gobierno desde 1991, año del restablecimiento democrático tras la caída de la dictadura militar que tuvo al frente a H. M. Ershad.

Los partidos liderados por ambas figuras compartieron casi 75 por ciento de los votos en todas las elecciones del último decenio y medio.

El primer ministro Ahmed aseguró que limpiaría de corrupción al país antes de los comicios, ahora previstos para fines de 2008.

Desde la declaración del estado de emergencia, la mayoría de los máximos dirigentes de los dos partidos principales —entre ellos el hijo mayor de Khaleda Zia, Tareque Rahman, y el secretario general de la Liga Awami, Abdul Jalil— fueron arrestados y acusados de corrupción.

Muchos bangladesíes mostraron satisfacción con la campaña contra la corrupción, pero algunos cuestionaron la incursión del gobierno interino en la vida interna de los partidos sin concentrarse en la organización de las elecciones, como prometió Ahmed.

Muchos creen que la medida de forjar nuevos partidos y nuevos líderes, entre ellos Muhammad Yunus, pionero del microcrédito y premio Nobel de la Paz, fue apoyada por el gobierno.

Los donantes extranjeros, que al principio dieron un apoyo inequívoco al gobierno interino, expresaron hace poco ciertas dudas. Estados Unidos, por ejemplo, dijo que no quiere ningún tipo de participación de las fuerzas armadas en la política de Bangladesh.

"Hemos sido muy francos. Cualquier miembro del personal militar puede retirarse o renunciar al ejército para dedicarse a la política. Pero un rol militar directo en la política será un error", expresó la embajadora saliente de Estados Unidos en Bangladesh, Patricia A. Butenis.

"No quiero ver que nadie sea coaccionado para unirse a un nuevo partido, y, por cierto, no quiero involucramiento militar en la política", dijo Butenis, quien la semana pasada partió de Dhaka para Iraq, su siguiente destino.

Los intentos del gobierno interino por exiliar a las dos mujeres fracasaron a causa de las intensas críticas dentro del país como desde el exterior.

Tanto a Sheikh Hasina como a Khaleda Zia se las acusó de diversos delitos, incluidos homicidio y corrupción, luego del fracaso del intento de enviarlas al exilio.

"El proceso de reformas en los partidos políticos despertará sospechas entre la gente. El país necesita no sólo cambios estructurales en los partidos políticos, sino también reformas en la cultura política general", dijo Khaleda Zia a la prensa.

El presidente del Partido de los Trabajadores de Bangladesh, Rashed Khan Menon, dijo que la gestión reformista fue "impuesto" por el gobierno interino a los partidos.

"Estos esfuerzos no son espontáneos. El proceso de reformas no comenzó con un darse cuenta de lo que hicieron en el pasado", opinó.

También señaló que la reforma causará desconfianza y divisiones en los partidos. "La política de la conspiración predominará", advirtió.

Ataur Rahman, presidente de la Asociación de Ciencia Política de Bangladesh y profesor de la Universidad de Dhaka, dijo que "en el pasado las cosas ocurrían en los principales partidos de modo inverso: los poderes se concentraban en el liderazgo dinástico. Eso necesita ser corregido".

Pero Rashid mostró dudas sobre la perspectiva de reformas que concentran sus dardos sobre Khaleda Zia y Hasina Wajed, pues "no es verdad que solo estas dos altas líderes estuvieran involucradas en corrupción".

"No es nada nuevo. El dictador militar de Pakistán Ayub Khan ofreció la misma teoría en 1959, prohibiendo que varios líderes nacionales se presentaran como candidatos, pero en última instancia fracasó", señaló.

"Quienes ahora hablan sobre reformas nunca dijeron esto antes", dijo Rashid, agregando que "ahora se plantea la cuestión de si lo hacen por temor a algo o bajo coacción".

En su editorial del 28 de junio, el periódico New Age indicó que "las drásticas reformas dentro de los partidos políticos son esenciales para el crecimiento democrático de la sociedad y el Estado".

"Tendrían que haberse dispuesto en un entorno político abierto y a través del movimiento espontáneo de líderes y activistas de los partidos que reclaman esas reformas", agregó.

"Las reformas forzadas en un clima de temor no lograrán generar democracia dentro de los partidos o en la sociedad", dijo el editorial.

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