TRABAJO-BANGLADESH: Exportar ropa y explotación

La industria de la vestimenta sobrevivió en Bangladesh al régimen de libre comercio, pero los ocho millones de dólares de ganancias que obtuvo entre junio de 2005 y junio de 2006 se lograron gracias a los bajos salarios de dos millones de trabajadores.

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional pronosticaban que las ventas caerían 30 por ciento al expirar en enero de 2005 el régimen de cuotas impuesto 10 años antes por la Organización Mundial del Comercio (OMC), para que la industria mundial de las confecciones tuviera tiempo de adaptarse al libre intercambio.

Pero las exportaciones de ropa de Bangladesh aumentaron 24 por ciento, debido a la alta competitividad de sus precios, que no se reflejan en el salario de los obreros, la enorme mayoría de los cuales son mujeres.

El fuerte descontento de los sindicatos paralizó en mayo las Zonas de Promoción de las Exportaciones. Como respuesta al conflicto, el gobierno estableció un comité de salarios con participación de empleadores y trabajadoras.

El 12 de septiembre, el comité aprobó en votación dividida nuevos sueldos para el sector y aumentos graduales a lo largo de tres años, que los sindicatos encuentran insuficientes y los patrones, excesivos.

La tensión continúa. Los trabajadores realizan manifestaciones esporádicas y los empresarios elevan la voz para mostrar su descontento, mientras el gobierno emite señales de apoyo al comité de salarios.

Una noche de mediados de septiembre, en medio de ardorosos debates sobre las propuestas del comité de salarios, Tania, una trabajadora de la vestimenta, se sentó ante su plato de arroz con curry, hecho con garras de pollo, en un lúgubre asentamiento pobre de Dhaka.

"Los ricos comen patas de pollo, pero nosotros a veces conseguimos las garras, e incluso eso es caro para mi familia. Somos siete", explicó a IPS Rahima, la madre de Tania.

Tania y su hermana, ambas adolescentes, son obreras en una fábrica de camisetas. Con este trabajo ganan unos 150 dólares mensuales. Las horas extra les permiten cobrar otros ocho.

Las hermanas aportan el ingreso regular de la familia. El anciano padre y un hermano menor también trabajan, pero sus ingresos son esporádicos.

Los siete viven en una habitación sin ventanas, de menos de dos metros por dos y medio, en un edificio que parece una barraca, típico de los barrios donde se encuentran las fábricas de vestimentas. La renta asciende a 35 dólares por mes.

Shila, también obrera textil, gana unos 22 dólares por mes. Vive con una familia a la que le paga 16 dólares mensuales en concepto de alimentación y alojamiento.

"Ocho de nosotros vivimos en una habitación diminuta", relató. "Por las mañanas comemos arroz con puré de papas, y almorzamos pescado. A menudo, lo único que acompaña el arroz son verduras."

Estas muchachas se las arreglaron para conseguir un aumento muy pequeño tras las protestas de mayo. El salario mínimo propuesto para este año en la categoría de "ayudantes" es de 24 dólares. El tercer año aumentará a 31.

El salario mínimo vigente, de 14 dólares, fue fijado por el gobierno en 1994, contra los ahora propuestos 45. El sindicalista del sector de la vestimenta Shabnam Hafiz lo resumió así: "Solamente queremos lo suficiente para alimentar y atender otras necesidades básicas de una familia de cuatro integrantes."

Los patrones aseguran que el salario mínimo se paga durante el primer año, al que consideran de "pasantía", y que después de ese periodo un trabajador puede negociar aumentos. Pero la realidad es diferente.

Halima, obrera de una fábrica de camisas, recibe un salario neto de 25 dólares, pero su fábrica no documenta las horas reales de trabajo.

"Nos estafan", dijo Halima. "Trabajo unas 100 horas extra al mes, pero cobro apenas ocho dólares por ellas."

Su jornada habitual es de 13 horas, los siete días de la semana. El trabajo nocturno es frecuente y apenas le permite recibir un ínfimo ingreso adicional. Pero sus patrones le imponen una multa de 1,5 dólares si falta un día o por tres llegadas tarde.

El sueldo de la categoría superior ascenderá este año a 80 dólares y a 90 en 2008. Anisul Huq, representante de las empresas en el comité de salarios, dijo a IPS que la aceptación de esa estructura de sueldos obligaría a muchas fábricas a cerrar.

"Por estos días, las ganancias raramente exceden tres por ciento de la facturación anual", alegó Haq.

El economista A. Razzaque calcula que la ganancia real asciende, tal vez, a 10 por ciento de la facturación. Pero admite que incluso un pequeño aumento perjudicaría a la industria, dada la cantidad de empleados con que cuenta cada empresa.

"Para implementar los salarios propuestos, una fábrica de 500 trabajadores necesitaría gastar anualmente 60.000 dólares más", dijo. "Eso es una suma grande para muchos empresarios."

Agregó que, tomando el salario mínimo de 1994 como parámetro, los salarios propuestos para el tercer año por el comité reflejarían un ajuste adecuado a la inflación.

El dueño de una fábrica de buzos, Rafez Alam Chowdhury, no aceptará los aumentos a menos que el gobierno controle los precios de los insumos esenciales.

"La severa escasez de electricidad elevó 30 por ciento nuestros costos. Entre dos y cinco por ciento de nuestros costos son a cuenta de comisiones ilegales a funcionarios del Estado. Los embarques son un caos y los intereses del crédito bancario son excesivos", se lamentó.

"El gobierno fue un fracaso absoluto en las negociaciones en los foros internacionales, incluida la OMC", agregó Chowdhury.

La industria de la vestimenta representa 76 por ciento de los ingresos nacionales por exportaciones. Alrededor de 80 por ciento de los trabajadores son mujeres.

Las ganancias del sector florecieron gracias a la mano de obra barata en otros tiempos mejores, pero ahora es percibida como la clave de su supervivencia.

Pero los acontecimientos de mayo y junio señalaron la necesidad de cambios drásticos. Durante días, la mayor zona de fabricación de vestimentas cerca de Dhaka estuvo paralizada, con ataques de obreros enojados y desesperados.

Cientos de fábricas fueron saqueadas y, algunas, incendiadas. Dos trabajadores fallecieron y cientos resultaron heridos cuando la policía respondió con la fuerza.

Un acuerdo alcanzado el 12 de junio entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores incluyó un aumento de salarios, asueto semanal, condiciones de contratación adecuadas, licencias maternales y reconocimiento de los sindicatos.

En junio y agosto, Karmajibi Nari, una organización no gubernamental que defiende los derechos de las trabajadoras, realizó dos estudios consecutivos en 100 fábricas de Dhaka y sus alrededores.

El director de investigaciones y políticas de Karmajibi Nari, Ziaul Haq Mukta, dijo que las condiciones de trabajo mejoran con lentitud, incluido un horario regular, vacaciones pagas y protección contra los abusos.

"Pero en el pasado, las protestas esporádicas fueron infructuosas. Esta vez, los trabajadores vieron que la violencia obliga a los propietarios y al gobierno a tomar medidas. Si no hubiera sindicatos, de la insatisfacción pasaríamos a la anarquía", agregó.

Aunque existen más de 30 federaciones de trabajadores de la vestimenta, rara vez un sindicato puede cumplir con sus funciones dentro de una fábrica. Las lujosas condiciones de vida de muchos de sus propietarios alimentan el resentimiento y la indignación entre los obreros, obligados a vivir y trabajar en condiciones atroces.

Anisul Haq justificó la disparidad. "Si divido el precio de mi BMW por 20 años de facturación y los trabajadores que he empleado, no es nada", calculó.

Lejos, muy lejos del automóvil alemán de Haq, Nurun Nahar, obrera en una fábrica de gorros de capitales surcoreanos, vive en un tugurio en las afueras de Dhaka. Cobra 37 dólares por mes, con los que tiene que criar a dos hijos pequeños.

"El movimiento de mayo y junio fue por una causa absolutamente justa, pero si la fábrica cierra, ¿cómo sobreviviremos?", dijo Nahar, con certera lógica. Ella todavía no puede comprender el lujosos estilo de vida de empresarios como Haq.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe