AGRICULTURA-CUBA: Un huerto saludable

Tomate, jengibre, brócoli y orégano son algunos de los alimentos libres de agroquímicos que ofrece la floreciente agricultura orgánica de Cuba.

El cultivo orgánico de hortalizas, hierbas aromáticas y especias es el programa más desarrollado de la agricultura urbana, y alcanzó en 2002 una producción total de tres millones de toneladas.

Un avance notable si se considera que en 1994 el sector sumaba apenas 4.200 toneladas.

Pero la producción de la huerta ecológica, sin uso de productos químicos para controlar plagas y fertilizar el suelo, se destina de momento al consumo interno, a diferencia del azúcar o el café orgánicos, que ya tienen un espacio en mercados europeos.

Exportar productos orgánicos requiere certificaciones internacionales con costos relativamente altos para los pequeños agricultores.

Para probar fuerzas, un grupo de cultivadores que logró mayores rendimientos en predios de La Habana comenzó a colocar este año una parte de sus cosechas en el sector turístico.

”Vamos a vender directamente a los hoteles. Por ahora, la divisa que obtengamos será para mantener y mejorar las tecnologías de cultivos”, dijo a Tierramérica la agricultora habanera Olga Oye Gómez, de 42 años.

Oye Gómez cultiva, entre otras, tres variedades de lechuga, tomates cereza, acelga, apio, berro, puerro, espinaca, albahaca, perejil, hierba buena, orégano y jengibre. En los predios urbanos se planta col, brócoli, coliflor y mucho más.

Entre las técnicas que se aplican, se encuentra el desarrollo de grandes invernaderos, o casas de cultivo protegidas con vinilo, que permiten lograr hortalizas en cualquier temporada.

”Así podremos ofrecer tomate en julio y agosto, los meses más cálidos del verano” boreal, explicó Oye Gómez.

La agricultora labora una parcela de media hectárea que el Estado cubano le cedió en 1985, bajo el compromiso de trabajarla.

En 2002 obtuvo un rendimiento de 25 kilogramos de hortalizas por metro cuadrado, que espera elevar este año a 27 kilogramos por unidad.

Se estima que la productividad promedio de los cultivos orgánicos de vegetales oscila entre 18 y 20 kilogramos por metro cuadrado.

Oye Gómez forma parte de una cooperativa de créditos y servicios, que agrupa a unos 160 pequeños agricultores privados de la periferia capitalina, que le facilita el acceso a asesoramiento técnico sobre métodos ecológicos de labranza.

”Esto era un terreno pedregoso, porque está cerca de la costa, pero le fuimos incorporando mucha materia orgánica para convertirlo en lo que es hoy, una tierra fértil y de muy buenas condiciones”, señala.

De su huerto recoge lechugas en pleno verano mediante una técnica que consiste en sembrar los plantines en cepellón (pella de tierra adherida a sus raíces) y trasladarlos luego a un suelo rico en materia orgánica que se riega 2 veces al día.

La reducción de la distancia de siembra entre una planta y otra y el uso de preparados biológicos para controlar plagas completan la receta para obtener ”una lechuga de alta calidad, con buen sabor y textura”, explica.

A cambio de fertilizantes químicos, Oye Gómez usa humus de lombriz, cachaza (residuo de la caña de azúcar), o estiércol de vaca y gallina. Los plaguicidas que aplica también son naturales.

Los precios para los productos orgánicos en el mercado internacional son competitivos y estimulantes para este tipo de agricultura, inocua para la salud humana y concebida para no alterar gravemente el ambiente y preservar los suelos.

Según el economista cubano Armando Nova, los precios de frutas y hortalizas ecológicas en países de la Unión Europea son entre 60 y 70 por ciento superiores que las cultivadas con agroquímicos.

Sin embargo, en el mercado interno cubano los precios de unas y otras son similares. ”Pero sí hay diferencia en calidad, porque nuestras hortalizas van directamente del cantero al puesto de venta y llegan siempre frescas”,acota Oye Gómez.

La agricultura urbana practicada en pequeños predios familiares cobró especial impulso como alternativa a la crisis económica y el desabastecimiento que afectó a Cuba tras la disolución de la Unión Soviética, en 1991.

La labranza orgánica en pequeños predios ciudadanos da empleo a 326.000 cubanos en una población de 12 millones de habitantes.

* Publicado originalmente el 1 de marzo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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