ARGENTINA: Club del Trueque participará de las elecciones

El Club del Trueque de Argentina propondrá su iniciativa económica de moneda ”oxidable” en las elecciones nacionales del año próximo, apelando al respaldo de los 10 millones de personas que en mayor o menor grado participan de su red.

”Tenemos una propuesta poderosa para salir de la crisis y este mes vamos a hacer una convocatoria para formar un frente o un movimiento, con candidatos a legisladores y a presidente”, dijo a IPS el psicólogo Carlos Desanzo, uno de los fundadores del Club del Trueque.

El sistema que estudian los coordinadores de la red del trueque es la imposición de una tasa de ”oxidación” de la moneda a quien la retenga, como incentivo para su rápida circulación. Se trata del mecanismo contrario al de la economía tradicional, que fomenta el ahorro de dinero mediante el pago de intereses.

El Club ensayará el funcionamiento de la tasa de oxidación a gran escala dentro de la red, con el propósito de exponer la iniciativa en la contienda electoral, como plan para superar la recesión económica y la pobreza en que vive 53 por ciento de la población argentina.

La organización aspira a presentarse a las instancias electorales que se iniciarán con los comicios presidenciales del 30 de marzo y deberían continuar con la renovación parcial del Poder Legislativo seis meses después. Varios partidos proponen la renovación de todos los cargos electivos en marzo, pero el programa todavía no ha sido modificado.

”Sin postularnos ni hacer ninguna campaña, en algunas provincias aparecemos con una intención (de voto) que nos coloca segundos en las preferencias” electorales. ”Si hacemos una campaña podemos conseguir entre seis y 10 por ciento de apoyo y colocar al menos algunos legisladores”, arguyó Desanzo.

El Club del Trueque se fundó en 1995 con unos 30 ”prosumidores” (productores-consumidores) que se reunían para intercambiar productos en una feria vecinal de la localidad de Quilmes, en la provincia de Buenos Aires.

Con el tiempo y la crisis económica el trueque se hizo más popular y variado, y se introdujo un valor de cambio, el ”crédito”.

La depresión comenzada a fines de 1998, la pobreza y el desempleo, provocaron una verdadera explosión de los ”nodos” (clubes) del trueque. Se calcula que hay más de 8.000 centros de intercambio en todo el país, con casi 10 millones de prosumidores, de los cuales 2,5 millones son socios de los clubes.

De mantenerse este ritmo de crecimiento, en 2003 se habrán duplicado los socios, y 20 millones de personas, en un total de 37 millones de habitantes, participarán de la red vendiendo y comprando bienes y servicios, estiman los organizadores.

Pese a su alto grado de organización, los fundadores de la red — como el museólogo Rubén Ravera y el químico Horacio Covas— se mantienen casi en el anonimato. A medida que el sistema se expande, aparecen nuevos coordinadores.

El trueque, el sistema de intercambio más antiguo de la humanidad, existe como alternativa a la economía moderna en varios países de Europa y América Latina, así como en Estados Unidos.

Pero en ningún otro lugar alcanzó la dimensión que tiene en Argentina, donde los socios pueden adquirir con créditos un terreno, una casa, un automóvil o pagar sus vacaciones, afirma una investigación del Centro de Estudios Nueva Mayoría.

En cada provincia, en cada localidad y vecindario, hay centros en los que ciudadanos de ingresos medios y bajos, amas de casa, desempleados, jubilados, jóvenes y profesionales de rubros variados intercambian productos y servicios y compensan las diferencias mediante créditos.

En la provincia de Mendoza, fronteriza con Chile, el movimiento creó una asociación de médicos que brindan atención a los socios del Club del Trueque, a cambio de otros bienes y servicios de la red. En otras provincias se pusieron en marcha auténticas empresas de manufacturas.

Mediante convenios logrados en los últimos dos años, los socios pueden adquirir pasajes en el transporte ferroviario, servicios turísticos, pagar viajes en taxi y hasta impuestos comunales.

La red creó un centro de salvataje de pequeñas empresas en crisis, a las que se otorgan préstamos en créditos.

El Club del Trueque cuenta con un programa social que entrega un monto fijo de créditos mensuales a personas de bajos recursos, lo que les permite ingresar a la red como consumidores hasta que estén en condiciones de ofrecer algún producto o servicio.

Pero el movimiento no es ajeno a los males que aquejan a la sociedad argentina.

En los últimos meses, las autoridades detuvieron a tres bandas que falsificaban créditos para venderlos por pesos y que de ese modo causaron problemas de especulación e inflación dentro del sistema.

”Algunos productos se encarecieron por la introducción de créditos falsos, y ademas había quienes preferían vender su producción a gran escala a cambio de créditos, pero fuera de los nodos, provocando una escasez que también hizo subir los precios”, explicó Desanzo.

Las ventas cayeron hasta 20 por ciento en algunos nodos.

El movimiento no cree que la justicia y el gobierno lleguen a esclarecer estos hechos, que atentan contra su filosofía de solidaridad y confianza mutua.

Si el Estado quisiera apoyar a la red podría apelar a ella como proveedora y facilitar la aprobación de un proyecto de ley para regular esta actividad, que duerme en el Congreso legislativo hace varios años, señaló Desanzo.

”No es que haya oposición sino que por ahora no hay una decisión de legislar sobre el trueque. El criterio es dejarlo andar, que anda bien”, puntualizó el diputado Horacio Vivo, de la centrista Unión Cívica Radical, quien integra la Comisión legislativa de Comercio.

Lejos de desmoralizarse, el movimiento del trueque decidió buscar la competencia electoral, y reclamar al Estado un lugar como proveedor.

”Nunca lo habíamos pensado, pero ahora estamos decididos a desafiar al Estado a que nos entregue un millón de pesos en harina, azúcar, leche, carne y aceite para el Club”, puntualizó Desanzo.

A cambio, la red se comprometerá a devolver, en tres meses, bienes por el mismo monto para proveer a hospitales, escuelas o comedores del Estado.

”Tenemos de todo, toallas, sábanas, artículos de limpieza, lo que necesiten”, concluyó Desanzo. (FIN/IPS/mv/dcl/ip/dv/if/02)

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